El ajuste llegó a las entidades del campo; la Bolsa redujo su plantilla de personal
03/07/2018
El financiamiento, principal problema que tiene la representación del sector primario en la provincia. Gustavo Sánchez Romero
El financiamiento, principal problema que tiene la representación del sector primario en la provincia.
Gustavo Sánchez Romero | Dos Florines
La Bolsa de Cereales de Entre Ríos decidió este lunes prescindir de tres de sus recursos humanos, en lo que es una estrategia de ajuste ante lo que consideran la “grave crisis del sector”.
De este modo, la entidad que nuclea a productores primarios, industrias y otros eslabones agrícolas de la provincia reduce en 25 % su plantilla, que contaba con 12 empleados para las distintas actividades. En varias oportunidades los directivos habían expresado lo titánico que resultaba sostener la estructura de servicios que posee, entre los que se cuenta al Siber, el reconocido sistema de postas que permite un relevamiento minucioso de toda la provincia en materia de estado de los cultivos.
Con todo, no llama la atención la medida que involucra básicamente al área de Registro de Operaciones, una de las principales damnificadas de los últimos tiempos para la entidad.
Sabido es que todas las entidades están teniendo dificultades con el financiamiento, algunos estructurales y otros coyunturales, en un contexto donde la caída de la cosecha de soja se ubica en el orden del 70 % y con ello se reducen todos los negocios de la cadena en ese porcentaje. Con semejante disminución se reducen también los contratos, y con ello la posibilidad de los registros.
Las entidades cooperativas, por ejemplo, sienten hoy un fuerte impacto porque no sólo que no logran ingresos deseados sino que deben asistir a sus socios para lograr su subsistencia. Otros, que tienen integración nacional, también están sintiendo la crisis de financiamiento de la nave nodriza.
En este contexto, la Bolsa de Cereales tomó la decisión de recortar su plantilla de personal y para algunos referentes del sector es una consecuencia natural para una entidad que “había quedado sobredimensionada”, según refirió una fuente que pidió mantenerse en el anonimato.
Ingresos.
La Bolsa de Cereales de Entre Ríos fue pergeñada en la mitad del siglo pasado, pero debió esperar hasta noviembre de 1979 para conformarse como entidad provincial con el objetivo de “impulsar para el campo una herramienta útil y capaz de alcanzar nuevas fronteras para la agricultura”.
Primero de la mano de la Cámara Arbitral de Cereales, y luego con vuelo propio; se constituyó en una entidad referente en la provincia.
Su principal fuente de financiamiento desde su creación fue el registro de los contratos. Es decir que aquellos acuerdos que firman productores con corredores y compradores –exportadores, molinos o industrias- requieren un sello provincial de certificación, junto con el regisgtro del mismo, del cual la Bolsa de Cereales obtiene un porcentaje o comisión.
Pero en los últimos años esta herramienta fiscal se encuentra amenazada, y por asociación transitiva la Bolsa sufre sus consecuencias. En principio el avance de la tecnología empuja a la digitalización todos estos procesos contractuales, haciéndolo más dinámicos; y por otra parte, y quizá la más importante, para el año 2022 y producto del consenso fiscal el impuesto provincial de Sellos desaparecerá, con todo lo que ello implica. Es que el Impuesto de Sellos es considerado un gravamen regresivo, y desde los sectores productivos recurrentemente piden su salida del esquema tributario. Eso ha puesto en la entidad en un intríngulis económico del que no podrá cuenta, y para ellos, aseguran, trabajan en una alternativa a la cual todavía no han arribado. La caída de los registros ha impactado en el negocio y en esta entidad. Se espera que el crecimiento del trigo continúe, y que la soja 2019 dé un respiro. Eso por ahora está en el terreno de las expectativas.
De este modo, la entidad tomó una decisión sensible hoy día, pero que no resuelve el problema de fondo, y que más temprano que tarde volverá a hacerse presente en el umbral de su edificio de calle San Martín, en la ciudad de Paraná.