Rosario Romero ve la pospandemia con “mucha preocupación” pero vaticina “paz social”

26/07/2020

La ministra de Gobierno y Justicia de Entre Ríos aborda el día después en un contexto donde crecen los indicadores de delitos y sube la violencia. Gustavo Sánchez Romero

Lo prescribió la vicejefa de Gabinete de la Nación, Cecilia Todesca, cuando alertó sobre las consecuencias de la crisis que generó la pandemia y la cuarentena en el país. “El golpe sobre la economía es muy duro. La pobreza, el desempleo y la destrucción de empresas van a observar datos muy fuertes, de una crisis inédita. Van a empeorar, eso va a suceder, lo decimos con toda claridad”, dijo una de las funcionarias más preparadas del equipo que lidera Santiago Cafiero.

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Ora como adelanto, ora como advertencia, la sentencia parece una redundancia a la luz de lo que ya se vive en la Argentina; o en el mejor de los casos se subió al umbral del futuro cercano para ver sobre el tapial los próximos y más agudos problemas. No hacía falta.

En estos días -y sin desconocer la gran influencia que ejercen los grandes medios sobre la percepción- se advirtió un crecimiento en los índices de delitos y violencia, conforme la represa de la cuarentena comenzó a resquebrajarse y el hartazgo brotó a borbotones haciendo insustentable su continuidad como estaba planteada.

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DOS FLORINES entrevistó a la ministra de Gobierno y Justicia de Entre Ríos, Rosario Romero para mirar este tiempo que viene con indicadores de pobreza que llegarán al 50 %, se presume, altísimo nivel de desempleo y una clase media desplazándose hacia abajo con la inercia de una montaña rusa. Ella no duda un tranco de pollo en abordar con honestidad una problemática que podría ser dantesca; y la asume -como no podría ser de otra manera para quien maneja la cartera política y las fuerzas de seguridad del Estado provincial- con un optimismo atrincherado.

Cuando se le pide a la funcionaria su visión acerca de la tensión social que se puede generar asegura que ella y su equipo de Gobierno lo ven “con mucha preocupación”, no obstante, prefiere alejarse de una visión agorera y prefigura que tiene para sí que “la Argentina siempre sale, tiene fuerzas productivas, creativas y el Gobierno nacional ha asistido a las empresas en el pago de salarios para evitar que muchas cierren sus puertas. Desde el Gobierno provincial también se lo ha puesto como prioridad”.

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Sin embargo, no podrá evitar condicionar su pálpito a una variable que a esta altura del Covid-19 se ha vuelto tan inasible como el virus mismo: “Siempre depende mucho de las fuerzas de la producción y del trabajo, porque el Estado no puede suplir la generación de empleo que debemos posibilitar que hagan los privados”, acierta.

Delitos de cuarentena hacia dentro y contra las mujeres; delitos urbanos 120 días después del aislamiento social obligatorio. Un recorrido con la ministra que tendrá, sin dudas, un rol mucho más activo en lo que queda del año.

Escenarios

—Con un contexto de crecimiento de la violencia en las grandes ciudades y el incremento del delito; ¿qué dicen los indicadores en Entre Ríos?

—En esta etapa de asilamiento inicial, en los meses de marzo, abril y mayo hubo una sensible disminución de todos los delitos, fundamentalmente los delitos contra la propiedad. Los delitos contra las personas en lesiones y homicidios se mantuvieron en los rangos históricos con una leve disminución. Lo que muchas veces se dijo es que teníamos que poner mucha atención en todos los delitos de violencia doméstica y violencia de género porque en situación de encierro hay muchas más posibilidades que las personas violentas actúen contra su propia familia o vínculos cercanos.

—Como si fuera la manta corta…

—Sí, y es allí donde hicimos hincapié con una campaña en redes sociales y en medios de comunicación acerca de cómo se tenía que denunciar. Estuvimos muy atentos a eso y enlazamos el accionar de distintos organismos del Estado. Desde el Ministerio de Gobierno, los propios, vinculados a la seguridad, con las comisarías especializadas estuvieron con directivas precisas de prestar auxilio, atención y rapidez ante las denuncias; y la Secretaría de la Mujer y todos los organismos que dependen del Ministerio de Desarrollo Social hicieron lo propio. Lo mismo hicimos desde la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio de Gobierno y desde el Consejo de Trata que conduce Silvina Calveyra, quien junto a la directora de Atención a la Víctima, Marcia López, trabajaron en muchos casos asistiendo, acompañando y dando asesoramiento a  las víctimas. Pero en general los delitos disminuyeron en toda la primera etapa y podríamos decir hasta la mitad de la cuarentena con motivo de la pandemia.

—¿Qué porcentaje considera que no se denuncia de estos delitos?

—Creo que hay un porcentaje que  no se denuncia y que tiene que ver con la psicología de las víctimas. No podría decir que es un enorme porcentaje, pero como el Estado se ha ido haciendo cargo cada vez más de difundir, de poner en la agenda de las familias el “No a la violencia”, las campañas del “Ni una menos”…

—No solamente el Estado, sino básicamente la sociedad civil, los medios que empujan el tema y el debate…

—Sí, claro. Los ciudadanos y las organizaciones de ciudadanos han motivado que gran porcentaje de las mujeres se atreva a denunciar. No obstante eso, los últimos femicidios ocurridos en la provincia como en Paraná o La Paz dan cuenta de mujeres jóvenes que por algunas razones mantiene pautas que, con la asistencia del Estado, no hemos logrado que internalicen una conducta derechazo hacia lo violento.

Nos hemos reunido las distintas áreas para profundizar esas políticas a partir de que tenemos noticias de la violencia y hacer un seguimiento más intenso. Tanto es así que en el ámbito de la Vicegoberncación se generó un espacio para modificar normas que tenemos vigente hace más de 10 años y se ha presentado un proyecto de ley para fortalecer un protocolo de actuación ante una denuncia de desaparición de una mujer. En varios casos hemos detectado que en las primeras horas de esta desaparición es clave intervenir para poder anticiparnos. Igualmente nosotros tenemos el dato positivo, el del femicidio, en el sentido que se materializa cuando ocurrió el episodio. Es allí donde hay que fortalecer los lazos de contención del Estado.

—¿El Síndrome de Estocolmo aparece más comúnmente de lo que se desea?

—Y sí, porque hay cuestiones culturales, educativas muy arraigadas, y eso que llamamos “el amor romántico” es lo que hay que erradicar y consiste en la creencia de muchas mujeres que van a cambiar al violento. Predicamos que esto no ocurre, o por lo menos que no es un desafío que tengan que asumir las mujeres, sino en todo caso hay que trabajar en otras masculinidades y en eso también estamos trabajando mucho.

—Ese parece ser un debate inabarcable, incluso por que aún no se define socialmente cuál es el lugar que debe tener el varón intelectualmente honesto en esta batalla cultural que por ahora aparece fragmentada y fragmentadora…

—Es verdad, y no creo que deba ser así. Nosotros trabajamos mucho con el psicólogo Stola (Enrique) que siempre está trabajando en estos temas. Con él hemos contado muchas veces, hemos hecho eventos para trabajar esto de las otras masculinidades. Más aun; en los planes de capacitación de las fuerzas de seguridad estamos trabajando en la formación en las nuevas masculinidades como eje central. Es un paradigma que hay que cambiar. El varón llora, el varón es sensible, el varón acompaña, el varón suma y comparte las tareas de construcción hacia dentro de un hogar y construcción de una paternidad responsable. En fin…

Tensiones sociales

Rosario Romero tiene una formación política que abreva en la izquierda, aunque su carrera política conoció algunas oscilaciones que la ubicaron en distintos cuadrantes, en la errática vida institucional de las décadas pasadas en la provincia. Desde el Frente Grande y el Frepaso del Grupo de los Ocho, a ganar el espacio a la Vicegobernación de la Alianza que llevó a Sergio Montiel al Gobierno por segunda vez. Su incursión en el peronismo, especialmente junto a Gustavo Bordet que la convocó para el cargo cuando la presencia de Mauro Urribarri se hizo insostenible- la ubicó siempre como un cuadro político con polleras, como solía decir Dalmiro Saenz. De fuste, preparada para la exposición de alto voltaje, no duda ni muestra rubores a la hora de tomar riesgos. Su despliegue profesional en la abogacía en la provincia la encontró también en casos resonantes, y de ambas fuentes, seguramente, abreva para esquivar cualquier convite de este cronista a tipear conceptos o términos que alarmarían al ala dura de su partido y que ubicarían a la derecha de sus propias representaciones.

Es muy cuidadosa a la hora de hablar de estrategias del Estado ante situaciones hipotéticas -que seguramente surgirán, como sucedió en 2001- y hace un elogio institucional muy refinado de las fuerzas de seguridad.

—En términos sociales, ¿cómo ve la perspectiva de la pospandemia con una pobreza que llegará al 50 %, con alto desempleo, desocupación, informalidad y demás males?

—Yo lo veo, y lo vemos desde el equipo de Gobierno, con mucha preocupación. No obstante, tengo para mí que la Argentina siempre sale. Tiene fuerzas productivas, creativas y el Gobierno nacional ha asistido a las empresas en el pago de salarios para evitar que muchas cierren sus puertas. No obstante muchas lo han hecho. Pero también hay una fuerte labor del Gobierno provincial apoyando a los emprendedores y lo seguirá haciendo, y desde el Gobierno nacional las medidas que va a tomar en estos días son precisamente para la recuperación productiva del país. Todos los sectores vamos a hacer un esfuerzo de austeridad, pero tengo muchísima confianza en la capacidad de salir de los Argentinos que lo hemos demostrado en otras crisis.

—Con todo respeto, eso no deja de ser una expresión de deseos, porque el escenario futuro se presenta como críptico, porque a mayor apertura de la cuarentena mayores indicadores de inseguridad…

—Así es, pero los indicadores de delito, específicamente, no han crecido fuera de los parámetros normales. No obstante, estamos recuperando lo que era la normalidad en el índice de delitos. No más que el año pasado, pero sí crece, sobre todo en sectores más vulnerables, en determinadas villas o determinados sectores de la sociedad hemos vuelto a tener arrrebatos, delitos contra la propiedad cosa que hace un mes no ocurría.

Esto lo venimos viendo. Pero vamos a fortalecer el trabajo con la sociedad, el trabajo de asistencia, el trabajo de solidaridad y el trabajo de desarrollo económico. No me cabe duda que una de las miradas que el Gobernador está teniendo es siempre apostar a la producción y al trabajo. Cuando se han tenido que ir definiendo hacia qué sectores mirábamos para ir abriendo la cuarentena, el gobernador siempre privilegió a los sectores del trabajo, por sobre las cuestiones vinculadas al esparcimiento. Cuya importancia no desconocemos, pero a la hora de elegir entre hacer actividades deportivas o permitir que el comercio o la industria trabaje, se privilegió esto último. Primero la producción y el trabajo. Y esto va a tener que profundizarse en los próximos meses, con mucha tarea imaginativa para poder reactivar.

—Con recursos escasos, a la espera del relanzamiento del Gobierno nacional con un plan enfocado en las economías regionales, tienen ante así un panorama complejo en el corto plazo… ¿Cómo reaccionará el Estado ante esto?

—¿Cómo reaccionamos?; Con más trabajo. Yo creo que el Estado tiene que estar más activo que nunca y a pesar de las restricciones que la pandemia motivó, nosotros estamos fortaleciendo las distintas áreas estatales. En mi caso que tengo los Registros, los Registros de la Popiedad, el diálogo con los profesionales, diálogo con la Justicia y siempre apuntando a que el Estado esté presente y no deje de estar en actividad. Hemos aprovechado el tiempo de pandemia para avanzar en procesos de modernización, de digitalización. Hemos dicho que el Estado está cerrado para evitar mayor circulación de personas, y aprovechamos para trabajar hacia adentro y se advierte en un éxito que lo podemos palpar en números. Hemos avanzado en procesos de digitalización, hemos avanzado en procesos de expediente electrónico, firma digital y creemos que esto nos va a redundar en mejoras en cuanto a los serviucios que el Estado debe brindar a la sociedad. Siempre depende mucho de las fuerzas de la producción y del trabajo, porque el Estado no puede suplir la generación de empleo que debemos posibilitar que hagan los privados. El Gobernador tiene claro esto por eso no ha pensado en incrementar los impuestos o las cargas hacia la sociedad, y por el contrario, los recortes que hubo o los sacrificios son a aquellos sectores de mayores ingresos y que dependen del Estado.

—La Policía ha tenido un papel preponderante en el cumplimiento de la cuarentena; ¿Cómo está el espíritu, los recursos, los ingresos de la fuerza?

—El espíritu es realmente elogiable porque hemos contado con una plena colaboración y con policías que han trabajado muchas más horas que las habituales. Están cuidando todos los ingresos y egresos de la provincia, hemos hecho un gran esfuerzo en ligar el trabajo policial con la tarea de los intendentes, que por cierto ha sido muy intensas. Los intendentes y todos los equipos han trabajando mucho. En todos los municipios se hicieron los comité de emergencia sanitarias locales y vienen trabajando intensamente para combatir la pandemia y tratar rápidamente de llegar a todos los casos ligados a los contagios. Por eso hemos logrado los resultados que tenemos en Entre Ríos. Hemos logrado una baja mortalidad y hemos tenido una actuación del Estado muy calificado, con baja ocupación de terapia intensiva y casos de bajo peligro en general.

Creo que la tarea de la Policía ha sido vital en esos controles, y en general, el entrerriano ha sido muy respetuoso. El espírut está alto y el rol es de mucho reconcomietno de la sociedad con la policía, con execpiones, por supuesto. Siempre hay sectores que resisten la labgor policial, pero diría que son minoritarios.

Respaldo

—¿Hubo casos de contagios en la fuerza?

—Sí, pero muy pocos. Pensemos que tenemos 12 mil mujeres y varones en la fuerza, y todos los que se han contagiado ya están recuperados o en un estadío superior de recuperación. En total fueron ocho casos, en esa proporción.

—¿Está previstos para el próximo tiempo incrementos de partidas presupuestarias o flujos extraordinarios?

—El esfuerzo que se ha hecho es pagarle un plus sobre el plus de seguridad a los 6 mil policías afectados a los procedimientos en la calle. Se les ha pagado lo mismo que se les ha pagado al personal de salud afectado al proceso de control, es decir que Salud, Desarrollo Social y Policía se los atendió con un plus especial, y no se le hicieron los descuentos que se hicieron a otros efectivos de la administración pública en el mes de abril, donde se restó un porcentaje del salario a título de aporte. A la fuerza policial no se le hizo. Aspiramos a mejorar los salarios, pero somos parte de un contexto de sacrificio en general.

—¿En conclusión, no teme a un pico de tensión social en pospandemia como en crisis anteriores?

—Yo creo que la paz social va a existir en Entre Ríos y creo que vamos a llegar a asistir a los sectores vulnerables que están haciendo sus reclamos a tiempo y con eficacia. Y en esto hay que agradecer todo el esfuerzo que hizo el sector público, incluida la fuerza de seguridad nacional, que las menciono porque en muchos casos el ejército en Concordia o Concepción del Uruguay nos ayuda preparando viandas y acercándosela a las personas que tienen necesidades.

—¿Monitorean la situación de extrema vulnerabilidad en sectores de Concordia y Paraná?

—Sí, tenemos puesta una especial atención allí. No sólo la monitoreamos sino que trabajamos mucho con los gobiernos locales

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