Advierten que en los últimos cuatro años cerró el 20% de las estaciones de servicio de bandera blanca
30/06/2025

Desde el sector cuestionan que el modelo de negocio fue perdiendo viabilidad económica en un contexto de concentración y baja rentabilidad. Qué dicen las experiencias de los protagonistas en primera persona.
La red de estaciones blancas en Argentina –aquellas que no operan bajo contratos exclusivos con petroleras– continúa reduciéndose, presionada por la inestabilidad macroeconómica, la volatilidad de los precios y la creciente competencia de las grandes marcas. Según datos oficiales de la Secretaría de Energía, en 2021 existían 1.526 establecimientos de este tipo en todo el país; hoy quedan unas 1.002, lo que representa una caída cercana al 20 por ciento.

Desde el sector cuestionan que este descenso no solo se explica por una cuestión de rentabilidad, sino también por una transformación del mercado que empuja a muchos operadores que aún tienen espaldas económicas, a optar por el embanderamiento con compañías tradicionales que ofrecen abastecimiento garantizado y mayor respaldo.
Sin embargo, el proceso no es indoloro. César Gaitini, conocido vecino expendedor de la provincia de Santa Fe, tuvo que cerrar definitivamente su estación blanca a fines de 2023. “Fue después de un largo desgaste. El precio mayorista estaba un 60 por ciento por encima del precio al público, y no teníamos espalda para seguir. Decidimos cerrar y hoy solo mantenemos abierto el minimercado como opción gastronómica y de café”, relató a surtidores.com.ar.

Su caso no es aislado. En el último año, bajaron sus persianas 45 estaciones sin bandera, con la provincia de Buenos Aires encabezando la lista de pérdidas, con 19 puntos operativos menos. La mayoría son pequeñas empresas familiares que no lograron adaptarse a los márgenes reducidos ni acceder a precios competitivos.
Alejandro Di Palma, empresario del sector en San Lorenzo, también tomó la difícil decisión de cerrar su estación. “Hoy solo sobrevive el que tiene toda la familia al frente: el dueño cargando, la señora en el shop, el hijo limpiando baños. Si no vendés 350 mil litros por mes, no hay cómo sostener la estructura”, explicó a este medio.

En paralelo, el rubro está viendo emerger una tendencia creciente hacia el embanderamiento. Unas 250 estaciones que hasta hace poco eran blancas hoy operan bajo marcas reconocidas, en busca de estabilidad y una mayor llegada al consumidor. Para muchos, esta reconversión fue la única alternativa para evitar el cierre.
Además, en foros digitales de operadores independientes, se comparten experiencias y datos crudos del sector. Desde Mendoza, un empresario detalló los costos reales de cerrar una estación dual: “12 m³ mensuales de líquidos, 28.000 m³ de GNC, cinco operarios, indemnizaciones por $120 millones y un predio que no se vende ni a mitad de su valor histórico”.
Frente a ese escenario, la permanencia muchas veces depende de fórmulas mixtas: alquileres de locales, lubricentros, tiendas de conveniencia y servicios complementarios que amortigüen la baja en la rentabilidad del combustible.

Fuente: Surtidores