Szczech advierte que Entre Ríos perdió casi 8.000 obreros los últimos años: “La desinversión es única a nivel mundial”
22/06/2025

El expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción advirtió que Entre Ríos llegó a tener 12.000 empleos directos y hoy apenas alcanza los 4.500. Cuestionó que el ajuste del Gobierno nacional en la obra pública es crítico y repercute en el nivel de actividad. Aseguró que Vaca Muerta es la excepción y que el déficit en infraestructura es de 69 millones de dólares por día. Por Nahuel Amore
“Lo que está ocurriendo en la Argentina es un caso único al nivel mundial. La desinversión total por parte del Gobierno nacional es un caso que no tiene ningún otro tipo de comparación”, expresó Iván Szczech, expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) y actual presidente de la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción. Por ello, alertó por las consecuencias del ajuste y consideró que la infraestructura nueva o el mantenimiento de la existente es primero necesaria para crecer.

El empresario entrerriano, titular de Grupo Szczech y uno de los referentes del sector en la provincia, advirtió que las políticas de ajuste fiscal todavía siguen impactando en el nivel de actividad, que cayó un 30% promedio a nivel general, con escasa inversión privada que compense la desinversión por parte del Estado. Por ello, marcó que el desafío a futuro es buscar nuevas formas de financiamiento para contrarrestar el déficit en infraestructura que representa unos 25.000 millones de dólares por año.
Frente a este escenario crítico, Szczech planteó que en el país se acumuló una pérdida de alrededor 100.000 puestos de trabajo directos en la construcción. En el caso de Entre Ríos, apuntó que esa cifra asciende a unos 8.000 empleos menos si se consideran los mejores años de actividad en las últimas dos décadas, cuando se llegaron a contratar poco más de 12.000 obreros registrados, según precisó en entrevista con DOS FLORINES.


—¿Cómo están hoy las empresas constructoras de la provincia sin obras públicas importantes hace ya más de un año?
—El año pasado fue para sobrevivir a un año extremadamente complejo. La actividad se derrumbó un 30% a nivel general, marcada por la no inversión pública, tanto a niveles nacionales como provinciales. Este año sigue la desinversión en obra pública por parte del Gobierno nacional y algunas provincias empiezan a tener algún tipo de inversión, pero que, por supuesto, de ninguna manera compensa la desinversión de Nación. Ni siquiera se le acerca. Con lo cual, no solamente está afectando a nuestra industria. La construcción cayó en 100.000 empleos de los 420.000 que teníamos en el país. La actividad está muy frenada, pero se empieza a ver esa misma ralentización en otros rubros, como el industrial.

—Entiende que la caída de la construcción todavía arrastra a sectores industriales…
—La construcción es madre de industrias; mueve más de 120 industrias. En todo el mundo, no sólo en la Argentina, cuando la construcción decrece, decrete toda la economía. Lo mismo sucede cuando crece. En nuestra industria esos tiempos son mucho más rápidos, tanto el crecimiento como el decrecimiento. En el resto de las actividades económicas es más lento, impactados también por la apertura económica y la posibilidad de competencia. Es un combo muy complejo.
—¿Cuántos empleos se perdieron en Entre Ríos durante estos años?
—En Entre Ríos hemos estado en 12.000 puestos de trabajo directos en el mejor de los escenarios de los últimos 20 años y hoy estamos en unos 4.500. Tenemos 8.000 puestos de trabajo menos respecto de ese escenario. Por lo tanto, es mucho lo que se puede crecer si realmente se diera un escenario de inversión pública sostenida y donde el sector privado pudiera invertir en proyectos de pozo. Pero hoy con este atraso cambiario es muy difícil.

Poca obra pública y Vaca Muerta, la excepción
—¿Qué obras públicas retomaron en Entre Ríos, por ejemplo, con su empresa?
—En la provincia estamos con muy poco trabajo desde hace bastante tiempo. El año pasado estuvo paralizado y este año se han ralentizado. Por ejemplo, está a ritmo muy lento el Parque Berduc. Hay otras obras en UTE financiadas por Nación que pasaron a ser financiadas por la Provincia, que empiezan de alguna manera a activarse en términos relativos, no es en totalidad, como es el caso del acueducto en la zona sur de Paraná. Allí se cambió el proyecto, ejecutando otro tipo de tareas que el Municipio prioriza en función de la necesidad. Es muy poca ejecución respecto del contrato en su totalidad.
—¿Hay proyectos de inversión privada? ¿Qué moviliza a la empresa hoy?
—Nosotros estamos orientados a obra pública en la provincia Buenos Aires y, sobre todo, financiamiento con organismos multilaterales de crédito, sea BID o Banco Mundial. Y en términos de sector privado, estamos con un proyecto y desarrollo en Vaca Muerta, en Añelo. Ahí sí hay otro tipo de números y posibilidades para la construcción que se ha visto en la inversión privada, que está desalentada por los altos costos en dólares.
—Quiere decir que independientemente de Vaca Muerta, la inversión privada en el resto de las provincias está más estancada por los altos costos.
—El costo de construir un metro cuadrado en dólares aumentó un 120% en el último año y medio. Lamentablemente hoy vender una unidad nueva es mucho más caro si no querés perder dinero en esa inversión, en relación a lo que cuesta comprar una unidad usada. El usado no subió de valor como sí lo hizo el costo de ejecutar un metro cuadrado nuevo en dólares. Por lo cual, la gente opta por sacar un crédito hipotecario para comprar un usado y no para comprar una unidad nueva, en pozo o en construcción. Eso pasa en términos generales en todo el país. Después hay excepciones como las de Vaca Muerta o algunas industrias que invierten en algún proyecto de petróleo, energías alternativas o la minería.

Desinversión: “Únicos a nivel mundial”
—Ahora que tiene una mirada continental, ¿el ajuste en Argentina es común al resto de los países o somos un caso particular?
—Lo que está ocurriendo en la Argentina es un caso único al nivel mundial. La desinversión total por parte del Gobierno nacional es un caso que no tiene ningún otro tipo de comparación en ningún país. Es cierto que ha venido bajando la inversión pública en términos generales en los países, como consecuencia de no tener presupuesto o de las restricciones económicas…
—Pero ningún país corta del todo la obra pública.
—Para nada. Y nadie pone en duda la necesidad de la infraestructura; de construir nueva infraestructura o de mantener la infraestructura. Desde el Área de Pensamiento Estratégico de la Cámara hicimos un estudio de cuánto le cuesta a la Argentina la desinversión o el no mantenimiento de la infraestructura actual: le cuesta 69 millones de dólares por día. Son números que no están contabilizados al momento de decir si tenemos o no superávit fiscal. Son 25.000 millones de dólares al año.

—La infraestructura deficitaria es uno de los principales reclamos de los sectores productivos.
—Claro. Lo vemos todos los días, con accidentes, con lo que se encarece el transporte, con la necesidad de logística que no es cubierta. En Vaca Muerta o en proyectos mineros, ya hay inversores que solicitan justamente la inversión de infraestructura. Es fundamental para un país crecer a través de la competitividad. Kennedy en Estados Unidos decía: “No es que tenemos una gran infraestructura porque somos un gran país, sino que somos un gran país porque tenemos una gran infraestructura”. Es decir, primero está la infraestructura y después viene el gran país. Tenemos que invertir antes para tener resultados después.
—¿Qué perspectivas observa a futuro? ¿Cómo se preparan las constructoras locales si esto continúa?
—En un escenario complejo siempre sacamos lo mejor que tenemos los empresarios, que es el emprendedurismo, el espíritu de búsqueda de nuevos esquemas de financiamiento. Las expectativas es que con una macroeconomía ordenada baje mucho más el Riesgo País y se puedan lograr inversiones extranjeras que lleguen al país, no en términos especulativos sino en términos productivos, para que se puedan invertir en las infraestructuras, las viviendas o los desarrollos urbanos que la Argentina necesita. Las necesidades están. Si la macroeconomía acompaña, esas inversiones van a poder ser posibles y, por supuesto, lo que necesitamos es estar listos con proyectos. Ese es un desafío de hoy: no dejar no estar, tratar de mantener la gimnasia de poner proyectos sobre la mesa y ver qué tan lejos están de ser posibles, más allá de lo que ocurra con la inversión pública. También hay un gran escenario que tenemos que ver cómo se termina dando después de las elecciones en cuanto así va a mantenerse este valor del dólar o no. Es algo que todos los economistas están debatiendo y que lo sabremos una vez pasadas las elecciones.