Trigo: hay buenas expectativas de que el productor logre un retorno por la inversión
14/05/2020
Es el vaticino de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos cuando es inminente e inicio de la campaña 2020/21. Dos Florines
Si el clima acompaña, esto es si se registran lluvias normales en junio, julio y agosto y no se producen precipitaciones excesivas en septiembre y octubre, “existen buenas expectativas” de que el productor entrerriano “logre un retorno por la inversión a efectuar en el trigo” de la campaña agrícola 2020/21, cuyo inicio es inminente.

El vaticinio corresponde a la Bolsa de Cereales de Entre Ríos que, a través de su Sistema de Información Agrícola (Siber), efectuó un análisis técnico sobre las perspectivas de rendimiento del cereal en el nuevo ciclo agrícola.
La entidad, sin dar una estimación de la producción que podría tener Entre Ríos –como arriesgó DOS FLORINES hace una semana (http://dosflorines.com.ar/index.php/al-dia/4008-campana-2020-21-la-produccion-entrerriana-de-trigo-podria-trepar-a-1-350-000-toneladas)–, sobre la base del rendimiento de indiferencia para el cultivo de trigo, donde a nivel zona los mínimos se ubicaban en 2.170 kg/ha (sector Oeste sin arrendamiento) y máximos de 2.620 kg/ha (sector Sur con arrendamiento), “podemos concluir que existen altas probabilidades de que el productor logre un retorno por la inversión realizada”, señala el informe elaborado por los técnicos del Siber.

El análisis.
“Los datos agroclimáticos, como por ejemplo la precipitación acumulada en los meses previos a la siembra, el tipo de cultivo antecesor y su rendimiento son una fuente de información que puede ayudar a estimar el rendimiento de trigo. Esta herramienta puede ser empleada para cuantificar el riesgo para alcanzar el rendimiento de indiferencia, es decir la cantidad de kg/ha que se deben obtener para cubrir los costos o también para ajustar el nivel de fertilización sobre la base del rendimiento esperado”, se lee en el reporte.

El Siber mostró la precipitación promedio para los meses de febrero a mayo y su variación en relación a 2020 para la provincia. El valor histórico se calculó sobre la base de una serie histórica de 16 años. “El promedio acumulado histórico del 1 de febrero al 31 de mayo se ubica en 460 mm”, señala el trabajo, y agrega que en relación a lo registrado en 2020 “se observó una disminución en todos los meses (aunque cabe aclarar que la lluvia de mayo es el acumulado al día 14). Al día 14 de mayo, el promedio acumulado presenta una caída del 48 % (224 mm)”.
El Siber aclara que, si bien el promedio acumulado de febrero al 15 de mayo de 2020 obtenido de la red pluviométrica de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos da un valor 243 mm, no tuvo una distribución homogénea en el territorio. Gran parte del centro-sur de la provincia tuvo un acumulado de 170 mm. Este sector abarca el 30 % del territorio agrícola y en relación al ciclo 2019/2020, en esta región se concentró el 42 % (184.000 ha) del área cultivada.
El 45 % de la región tuvo un promedio acumulado de 250 mm, con respecto al año pasado, en este sector se concentró el 53 % (233.000 ha). Los mayores montos con un promedio acumulado de 350 mm abarcaron el 25 % del territorio posicionado en el centro – Norte. No obstante, en esta región solamente se implantó el 5 % (24.800 ha) del cereal en el ciclo 2019/20.
Con relación a la variación de la precipitación, el 65 % (431.330 ha) del territorio presenta un faltante de 265 mm.
El informe, asimismo, remarca que la variable con mayor peso en la definición del rendimiento es el agua útil en el perfil edáfico. “Las reservas hídricas que utiliza el trigo provienen de las precipitaciones previas a la siembra, en su mayor parte, ya que los meses de junio, julio y agosto poseen normalmente montos escasos”, señala, por lo que adecuadas reservas hídricas en el suelo generadas en el otoño y precipitaciones normales en el periodo crítico de crecimiento de la espiga posibilitan “los mejores escenarios para obtener altos rendimientos” de trigo en Entre Ríos.
Para efectuar la proyección, los técnicos seleccionaron las nueve últimas campañas en las cuales la precipitación acumulada de febrero a mayo fue inferior a 460 mm; es decir, por debajo del promedio histórico. Sobre la base de la precipitación promedio acumulada al 15 de mayo de 2020, “el modelo proyecta un rendimiento promedio de 2.540 kg/ha con un desvío de ± 407 kg/ha”, enfatiza el reporte.
El cultivo antecesor.
Por otro lado, los técnicos bursátiles recuerdan que el nitrógeno es el nutriente que mayor predominio tiene en el análisis económico de la fertilización y cuenta, en general, con una relación costo/beneficio positiva.
El maíz presenta una alta demanda de nitrógeno, al igual que la soja. La oleaginosa, sin embargo, cubre gran parte de su consumo a través de la fijación biológica.
“Cuando se presenta un escenario adverso, como puede ser un severo déficit hídrico, limita el consumo de nitrógeno en el maíz o la soja y, por lo tanto, se genera un aporte extra al siguiente cultivo (en este caso el trigo). Una situación inversa se puede presentar con condiciones óptimas de reservas hídricas en el período crítico del maíz y la soja, lo cual ocasiona un gran consumo de nitrógeno y limita las reservas al cultivo sucesor”, se explica en el informe.
Para el caso del efecto del rendimiento del cultivo antecesor, añade el trabajo, se analizaron los datos de las últimas 18 campañas, pero se descartaron los años donde en los meses de septiembre y octubre se registraron más de 10 días con precipitaciones, ya que existe un efecto negativo en el rendimiento por fusarium o mayor impacto de enfermedades foliares.
El cultivo antecesor soja, si el rendimiento promedio provincial de soja se posicionara en 2.000 kg, se proyecta un rendimiento esperado de trigo de 3.124 kg/ha con un desvío de ± 384 kg/ha.
El cultivo antecesor maíz, si el rendimiento promedio provincial de maíz se posicionara en 6.600 kg/ha, se proyecta un rendimiento esperado de trigo de 2.876 kg/ha con un desvío de ± 320 kg/ha.