Constructoras suspenden personal y sacrifican capital, a la espera de luz verde para reactivar obras paradas

05/04/2020

La pandemia agravó la crisis del sector. En Paraná, unas 20 obras privadas siguen en stand by. Nahuel Amore

La industria de la construcción sigue paralizada en la Argentina, a la espera de que se flexibilice la cuarentena en el país por el coronavirus. Las obras privadas, aquellas que apenas subsistían ante un escenario recesivo, aún no fueron incluidas dentro de las actividades exceptuadas del aislamiento y hace más de dos semanas -junto a la falta de obras públicas- dejaron de ser el motor de una economía en terapia y el sustento de miles de trabajadores en el país y Entre Ríos.

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En Paraná, las empresas que sufrían los recortes en las obras públicas venían manifestando dificultades para continuar, incluso antes de la pandemia. Por su lado, los emprendimientos por fuera del Estado seguían a cuentagotas, ante la fuerte caída de la inversión privada de los últimos años. En ese contexto, la cuarentena terminó por paralizar al sector, con personal suspendido y empresas, sobre todo las más pequeñas, con problemas serios para cubrir los costos básicos y sacrificando capital para subsistir, mientras aguardan alguna señal de reactivación.

Miguel Pérez, titular de la Constructora del Paraná SA y vicepresidente segundo de la Delegación Entre Ríos de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), dialogó con DOS FLORINES y lamentó que los pocos proyectos que existían, quedaron en stand by, con lo que ello implica en término de costos y personal suspendido. “En Paraná, debemos tener unos 20 o 25 emprendimientos privados, que seguían en actividad. Pero hay que recordar que ya venimos de dos hiperinflación y muchas venían paradas o semiparadas”, planteó.

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Según los pronósticos, recién el 13 de abril el Gobierno podría sumar a las constructoras en los rubros que darán forma a la vuelta paulatina al trabajo. Las expectativas están puestas en esa fecha, luego de la inclusión de los corralones dentro de las excepciones y de la reunión que mantuvo Alberto Fernández con la Central General de Trabajadores (CGT). De todos modos, la noticia aún no fue oficializada y tampoco se conocen detalles de la gradualidad con que permitirán reactivar al sector privado. 

Obras paradas

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En el mientras tanto, las consecuencias ya se hicieron notar. Según graficó Pérez, las construcciones frenadas son de algunos departamentos y casas particulares, o en el caso de empresas más grandes como Constructora del Paraná SA, que mantenían en marcha el proyecto del shopping en la exfábrica de fósforos. En ese marco, deben enfrentar los costos, sin saber exactamente cuándo y bajo qué condiciones podrán retomar.

“Ni la obra pública ni privada está trabajando y no sabemos de dónde van a salir los fondos para pagarle a la gente. Si no trabajan, no tienen para certificar y cobrar. Por lo tanto, tenés que subsistir con lo que trabajaste en febrero y mitad de marzo, para pagar las responsabilidades impositivas y de la gente”, lamentó.

En esta línea, señaló las dificultades para prever cómo continuar. “Ya veníamos de una crisis profunda, que no se había reactivado. Al no saber cuándo se va a empezar de nuevo, te genera toda una incertidumbre que no sabés hasta cuándo vas a llegar. Estamos esperando y viendo qué es lo que vamos a hacer. Es un día a día”, expresó.

Suspensiones

“Como a todos, nos agarró de improviso. Fue un imprevisto que nadie tenía en cuenta. A partir del 1 de abril, suspendimos al personal en su conjunto hasta el 13 de abril, que está dentro de nuestras facultades porque tenemos prohibido trabajar”, reconoció el empresario, que además indicó que otras empresas ya manifestaban problemas para sostener el empleo.

“Nosotros a la gente la suspendimos y dijimos que si el 13 retomamos la obra; la gente encantada porque lo que quiere es trabajar. En nuestro rubro, dependen de las horas trabajadas para cobrar. La gente está desesperada por trabajar, pero no tenemos ninguna decisión”, acotó.

Además, recordó cuáles son las particularidades del convenio colectivo que ampara este tipo de decisiones. “Los obreros de la construcción tienen, por un lado, un fondo de desempleo que el día que los despiden cobran un 12% de todo lo que han cobrado –disponible en una cuenta bancaria, que se deposita mes a mes-; por otro lado, en momentos de casos excepcionales, podemos suspender la gente hasta 20 días sin goce de sueldo”, aseguró.

Costos

El empresario señaló que a pesar de no poder trabajar, deben afrontar el pago salarial de empleados administrativos, costos impositivos y demás servicios, insumos, alquileres, vigilancia, mantención de depósitos, entre otros. “Y tenés que afrontarlos con fondos propios, no queda otra. Las empresas que están muy mal económicamente, no tienen posibilidad de hacerlo, que son la mayoría en el sector privado”, advirtió.

Para Pérez, “ya la situación de todas las empresas era delicada y esto lo agrava”. “Va a ser un buen momento para sincerar las cosas de cómo estamos. En general, las empresas están muy mal, porque hoy no hay trabajo”, planteó.

Por ello, indicó que “no es el mejor panorama para haber afrontado” la pandemia. De todos modos, manifestó: “El costo empresario uno sabe que lo tiene y debe hacerse responsable, porque estamos hablando de personas, que hay que pagarles, que tienen que vivir y no tienen la culpa de lo que estamos viviendo”.

Crisis

“La industria ya venía en una franca caída y hoy por hoy, en lo público, si no tenés seguridad de que vas a cobrar, tampoco vas a trabajar”, aseguró Pérez, quien cuestionó además la deuda con algunas empresas. “El Estado ha dejado de ser responsable en sus pagos”, señaló.

En este sentido, el sector ya venía manifestando su preocupación por la desinversión pública en Entre Ríos, que realmente motoriza la construcción en el territorio. Incluso, el indicador más evidente es el de la mano de obra. “En los últimos cuatro años, bajó al 50% la cantidad de gente registrada en la construcción”, recordó Pérez.

En tanto, la inversión privada también evidenció esta crisis. “Los emprendimientos privados se están haciendo, con fondos disponibles, pero son muy contados. Ya debe haber bajado más de un 25% de lo que se ejecutaba en Paraná hace cuatro años”, afirmó.

En este complejo escenario, las posibilidades de pensar en una reactivación toman forma incipiente para el 13 de abril, de no mediar sorpresas. En el mientras tanto, las empresas y sus trabajadores hacen cuentas para ver cómo llegar a fin de mes.

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