Bahillo en la palestra y los empresarios lo esperan con agenda propia

04/12/2019

Demandan un plan estratégico de desarrollo para Entre Ríos y esperan una articulación más eficiente en términos de resultados. Gustavo Sánchez Romero

Cuando Gustavo Bordet obtuvo la cómoda victoria electoral que le permitía retener su cargo de gobernador de Entre Ríos por cuatro años más, en junio de 2019, se tenían certezas de pocas cosas acerca de quiénes lo acompañarían en la futura gestión, pero una era indubitable: Juan José Bahillo sería una fija en el nuevo gabinete oxigenado que conformaría, aunque a los postres no parece que fuera tanta la renovación de nombres.

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En principio se especuló que el legislador y empresario de Gualeguaychú ocuparía el estratégico lugar que dejaba vacante Edgardo Kueider, lugarteniente del titular del Ejecutivo que cuidó sus espaldas en la primera gestión, lo asistió con el armado de la estrategia política y electoral y diseñó y ejecutó la relación con los medios de comunicación y periodistas a partir de contar con una de las billeteras más apetecibles del Estado provincial.

Sin embargo, a poco de andar, se desdibujó esta posibilidad y ya no se pensó en ocupar el lugar del flamante senador sino que sustituiría a Luis Benedetto, un ministro prolijo y de bajo perfil de Planeamiento, donde Bordet necesitaba un poco más de firmeza para resolver los problemas intramuros que presentaba el área.

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Pero la versatilidad del funcionario depararía una sorpresa a la hora de la presentación de la nómina final de ministros.

Juan José Bahillo será finalmente el ministro que congregue bajo su tutela una flamante cartera que intersecta a la Producción y el Turismo. A vuelo de pájaro y en una primera mirada parece un acierto del gobernador ya que jerarquiza la actividad turística y a ambas les restituye un rol más importante en el gabinete provincial.

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De este modo, Bordet le encontraba un lugar expectante a Bahillo y por otra parte aplicaba la eutanasia a la gestión de Álvaro Gabás que en los últimos meses sobrevivió con respirador artificial.

El joven secretario de Producción debió hacerse cargo de un sillón que dejó desierto Carlos Scheppens y que en el lapso de algo más de dos años no pudo hacer definitivamente pie con críticas internas y sin el apoyo de los sectores productivos. Sin embargo, nobleza obliga, le brindó un importante servicio a Bordet que necesitaba comprar tiempo para saber con precisión qué debía hacer con un espacio tan sensible y esencial en Entre Ríos.

Más allá de los errores del joven contador, Gabás recibió una plataforma sensible en la estructura del Estado pero quedó muy expuesto y sin demasiado apoyo, pero pudo aprovecharla para su propia proyección política.

Esto expone a la luz de todos –por acción y omisión- una de las principales falencias que tiene Entre Ríos a la hora de pensar en quién, cómo y cuándo a la hora de las políticas públicas para el desarrollo productivo.

El gobernador (los gobernadores) no encuentra en los sectores público y privado –exceptuando Daniel Welschen, que también sonó fuerte y fue sondeado-  un hombre con el peso específico propio que pueda no sólo hacerse cargo de un área clave para la provincia, sino que tenga la capacidad de presentar un programa vinculado con el crecimiento de la agroindustria entrerriana y los sectores productivos.

Este es todavía un tema pendiente de los empresarios y políticos.

Entre Ríos necesita la formación de cuadros técnicos con conocimientos de empresas y empresarios de la provincia y que puedan pensar el futuro desde una perspectiva política, única herramienta que puede resolver los problemas de la sociedad.

Algunos empresarios influyentes hicieron llegar a Bordet –a través de uno de los ministros más cercanos- el nombre de un reconocido profesional vinculado a las entidades empresarias para ocupar el cargo de Ministro de Producción y tenían expectativas en que Bordet lo considerara como una opción viable.

El Gobernador, empero, prefirió apostar por la política para los temas de producción, y en todo caso levantar los puentes necesarios y pedirle a Bahillo una propensión de cercanía con industriales y empresarios.

Según fuentes oficiales, la respuesta de Bahillo no fue inmediata. Dicen que lo masticó un tiempo y fue tejiendo su futura gestión con la precisión y paciencia de un monje franciscano. “No quiere que su ahora ministerio sea un sello”, argumentan cerca de su figura.

Primero sugirió el nombre de Germán Grané en ATER –de su riñón, ganándole la pulseada a varios. También impulsó a Martín Müller para Educación, pensando en un esquema donde se pueda trabajar sobre una relación más dinámica entre lo productivo y lo educativo más sustentable. Luego pidió Turismo y Puertos, como una forma de ir eslabonando los principales focos productivos entrerrianos que generan valor y divisas. Dicen, también, que la decisión de poner al empresario de Gualeguaychú cayó muy bien en los sectores oficiales. Un hombre muy ligado al corazón del nudo gordiano legislativo y ejecutivo lo definió de este modo ante la consulta de Dos Florines.

“A muchos nos pareció que Bordet dio en la tecla con Bahillo. El hombre conoce, además, mucho de la estrategia legislativa por una serie de leyes que se vienen. Es una persona de diálogo con buen trato con los presidentes de bloques, de ambas cámaras, y eso es importante. Recordemos que se pasó para el 14 de febrero el comienzo del tratamiento de dos leyes muy importantes para la economía provincial y Juanjo no quiere quedar afuera de estos debates: cómo  manejar el tema del déficit de la Caja de Jubilaciones y cuál será el nuevo formato que tendrá el agente financiero de Entre Ríos, donde desde el Gobierno y desde el Banco de Entre Ríos ya se están velando las armas”, confió la fuente, quien insistió que en que Bahillo ingresa al Gobierno con un alto hándicap que deberá cuidar y multiplicar.

Prospectivas.

Bahillo tiene ahora una papa caliente en sus manos y deberá afrontar una demanda muy vigente no sólo de desde el empresariado, sino también desde los órganos públicos.

Entre Ríos no tiene una agenda definida y clara de desarrollo y potenciación de sus recursos naturales y humanos, y se ha perdido competitividad en el concierto de las provincias argentinas.

Si bien la relación entre el empresariado y el gobierno en esta gestión fue amable y cordial, no fue muy productiva y los proyectos que se pensaron para Entre Ríos quedaron empantanados, especialmente la idea de una agencia entrerriana de Inversiones y exportaciones –que desde estas páginas se sugiere que sean dos entidades distintas- y es necesaria reflotarla más temprano que tarde.

“La verdad es que estos años con Bordet tuvimos una excelente relación, y lo respetamos mucho como persona y dirigente, pero fue una relación como caballo de estatua“, ironizó entre carcajadas un empresario consultado por Dos Florines.

Es cierto que la presencia –irritante para el gobierno- de Juan Diego Etchevehere como presidente del Consejo Empresario de Entre Ríos fue un escollo insalvable y las autoridades públicas prefirieron evitar cualquier avance que le de aire al hermano menor del Ministro de Agroindustria de la Nación.

Sin embargo, la llegada de Héctor Frattoni, empresario de relación con Bordet por sus inversiones en Concordia, tampoco abrió ningún postigo para que ingresen los rayos del sol de las necesarias concreciones que demanda la provincia.

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Encuentro.

Se pudo saber que sobre el cierre de esta semana se está cocinando una reunión con los principales empresarios de Entre Ríos para desplegar una agenda común, debatir lineamientos y escuchar qué tiene para decirles Bahillo sobre cuál será su cosmovisión del problema global y sobre cómo debe ser el trabajo en su área a futuro.

No habrá demandas ni reclamos; en todo caso será un peloteo entre lo posible y lo deseable, y allí habrá más promesas que otra cosa, atendiendo a lo complejo que se ha puesto la administración del Estado en Entre Ríos. Estarán las autoridades de las principales entidades y algunos empresarios.

Para la Unión Industrial hay una lista de temas que impone como prioritarios, y se lo hará saber al inminente ministro ni bien se vean la cara: parques industriales, Ley de Medio Ambiente y la siempre vigente y cambiante promoción industrial. Por aquí rumbea la discusión futura.

A propósito: para muchos hombres de negocios no cayó bien el “atolondrado” respaldo a la designación de Bahillo que salieron a darle Leandro Garciandía y Héctor Frattoni –a la sazón presidentes de la Unión Industrial y el Consejo Empresario, respectivamente-, a su designación al frente del flamante ministerio unificado. Los consultados no entienden por qué se apresuraron a poner a las entidades tan complacientes hacia su figura. Valoran que se trate de un hombre que conoce el mundo empresario, que sabe lo que es manejar una empresa, pagar a empleados, sostener un negocio y pagar impuestos en Entre Ríos, lo cual no es poco decir, y que también conoce los vericuetos de la burocracia estatal.  La consulta subraya el poco timing político de los presidentes de las entidades, sobre todo cuando aún ni se han repartido las cartas.

Por estas horas Gustavo Bordet mantiene conversaciones con empresarios para brindar un marco de consensos y propuestas a la asunción de Bahillo y darle contenido a su mandato.

Todo indica que apuesta a la articulación. Él sabe más que nadie que la provincia no puede esperar más y que es necesaria una mirada integradora de las cadenas productivas y encontrar intersecciones que concluyan en un programa que concrete más empresas, más exportaciones y más y mejores empleos.

Es necesario encontrar solución de continuidad a la espiral descendiente en la que parece haber ingresado la provincia en la última década, y se abre una nueva oportunidad para finalmente pensar en un camino distinto desde la integración.

Sin embargo, todo indica que se configura un nuevo escenario de tensión entre el Gobierno Central y el campo, por la definición de las alícuotas de retenciones y las políticas para el sector. Si eso ocurre –cosa no deseable- habrá que recordar que Entre Ríos fue eje del conflicto anterior por la Resolución 125 y que, en definitiva, no trajo nada bueno para el país en general y mucho menos para la provincia.

Los ciudadanos esperamos un ministro de Producción y Turismo fuerte, con apoyo de ambos lados del mostrador y con definiciones claras que den precisiones, al menos hasta donde alcanza su mano, atendiendo que muchas definiciones son macroeconómicas que dependen de la Nación.

Bahillo deberá demostrar desde el puntapié inicial a qué llegó a ese cargo, cuál es su proyecto y que debemos esperar.

Se abre otra oportunidad para una provincia que parece Sísifo, y que otra vez vuelve a cargar la piedra para empezar a subir la cuesta.

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