Para los empresarios argentinos, el Mercosur tiene larga vida pese al “efecto Bolsonaro”

31/10/2018

Estiman que el bloque seguirá siendo el vehículo para hacer negocios con Brasil a pesar de no ser considerado prioridad por el gobierno de Bolsonaro.

Los empresarios argentinos le auguran larga vida al Mercosur. Lo hacen a pesar del temor que infundieron las palabras de Paulo Guedes, el gurú económico del presidente electo Jair Bolsonaro, quien en las últimas horas admitió que el bloque regional no es prioridad para el país vecino.

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Si bien la declaración del futuro Ministro de Economía del país vecino causó cierto grado de preocupación, los lazos que unen a ambas economías y a varios de los sectores industriales más fuertes despejan cualquier duda sobre el futuro de esta zona de negocios, de la cual también participan Paraguay y Uruguay.

En números, la fortaleza de los negocios entre ambas naciones se refleja en los datos del último informe de balanza comercial, que arrojó un superávit para la Argentina de tan solo u$s6 millones.

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Aunque se trata de la primera vez desde el 2014 que la Argentina revierte el saldo del intercambio comercial con Brasil, lo exiguo de la cifra da cuenta de que ninguno de los dos países se saca ventajas a la hora de los negocios bilaterales.

Integración automotriz

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El caso del sector automotriz es el más paradigmático en cuanto a la relación comercial entre Brasil y la Argentina. Esto es por el peso que el comercio bilateral y dentro del Mercosur generan la producción y las exportaciones de las terminales. La mayoría posee plantas en ambos países y se nutre de las dos economías, tanto en tiempos de crecimiento como en épocas de crisis y volatilidad como la actual.

Empresarios de este sector recuerdan que Brasil sigue siendo y será el mayor socio comercial de la Argentina, y destino del 70% de la producción anual de autos locales, de acuerdo a informes de Adefa, la entidad que agrupa a las automotrices con negocios en el país.

Según las estadísticas, entre enero y septiembre Argentina exportó 198.337 vehículos en total, de los cuales 139.671 fueron a Brasil. Agregan que el mercado doméstico posee una fuerte “brasildependencia”: de los diez autos más vendidos en la Argetina, ocho provienen del país que ahora orientará Bolsonaro.

Al respecto, el argentino Carlos Zarlenga, CEO de General Motors Mercosur, predice que ambos países tendrán una “excelente” relación y asegura que “la dos naciones quieren cosas similares”. En declaraciones al diario Valor, el ejecutivo dejó además en claro que está favor de una apertura comercial de Brasil con otros bloques internacionales como la Unión Europea (UE) o con naciones extra Mercosur, pero siempre que la Argentina forme parte de las mismas negociaciones.

Del mismo modo, desde Mercedes Benz recalcan el carácter de principal destino de las exportaciones industriales de Brasil y viceversa. “Ninguno de los dos países puede prescindir del otro y mas allá de los gestos iniciales no vemos riesgos en la relación bilateral ni en el Mercosur”, sostienen voceros de la filial local de la terminal alemana.

Desde esta industria se recuerda, además, la firma en agosto pasado de un memorándum de entendimiento para la unificación de normas y criterios de producción en seguridad, emisiones sonoras y de gases contaminantes, eficiencia energética y autopartes.

“No habrá ruptura, a pesar de que Brasil puede querer privilegiar acuerdos bilaterales con otros países que no formen parte del Mercosur”, sentencia un alto ejecutivo de una de las marcas de origen francés con producción en ambos lados de la frontera.

Desde la industria autopartista la visión es similar. “Dependemos mucho de Brasil”, asegura Raúl Amil, presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), para quien si bien los riesgos son altos, las expectativas todavía son optimistas.

Por su parte, Juan Cantarella, gerente General de esta entidad empresaria, resalta el acuerdo particular que el sector automotriz tiene y que está por fuera de las normas generales del Mercosur.

“Tiene reglas de comercio específicas que deben ser renegociadas antes de junio de 2020. Y una cosa es que no sea prioritario, y otra que no sea importante. A veces las urgencias relegan a las cuestiones importantes”, advierte el ejecutivo ante una consulta de iProfesional.

Agrega que el sector automotor está muy integrado en la región, “con las mismas empresas en ambos países que intercambian su producción en forma complementaria, mejorando escala y eficiencia. Sin esa integración, ambos países se perjudicarían”.

Paños fríos

Está claro que entre las automotrices las palabras de Guedes no fueron tomadas de manera literal, sino en el marco de las primeras declaraciones públicas tras las elecciones que lo depositarán en el cargo de mayor peso dentro del gabinete de Bolsonaro.

De hecho, el embajador argentino en Brasil, Carlos Magariños, también relativizó las palabras del próximo ministro de Economía de Brasil. “No imagino el fin del Mercosur” dijo el funcionario a la radio La Red. Las palabras del representante argentino ante las autoridades brasileñas llegaron en el mismo momento en que el propio Guedes pidió disculpas y aclaró el Mercosur no es prioridad porque su país debe resolver varios problemas domésticos primero.

En este sentido, en su plataforma electoral, Bolsonaro hizo hincapié en la necesidad de adoptar en su plan de país la austeridad y las privatizaciones. Es decir, que el Estado gaste menos y que obtenga recursos adicionales de la venta de empresas públicas como formas de reducir el déficit.

También anticipó que su gestión tendrá un fuerte sesgo nacionalista, algo que algunos hombres de negocios locales transforman en un futuro proteccionismo que podría perjudicar a la Argentina. Es decir, en cerrar su economía e imponer medidas proteccionistas.

Al respecto, Juan Luis Bour, economista de FIEL, asegura que es prematuro analizar el futuro de las relaciones bilaterales. Pero aclara que un posible cambio en las normas del Mercosur “es también oportunidad para, al fin, salir del encierro y abrirse”. Según su visión, “hay riesgos de contar con menos brasildependencia, pero también oportunidades muy importantes”.

Su colega, Daniel Artana, coincide en lo prematuro del análisis sobre el impacto que puede tener Bolsonaro sobre la economía argentina y el Mercosur. Pero aclara que “nos conviene que a Brasil le vaya bien por nuestros estrechos vínculos y por eso es de esperar que tenga éxito en las reformas que encarará en materia fiscal y de reformas pro crecimiento”.

Para el también analista de FIEL, el país vecino necesita mejorar las cuentas fiscales o vender activos del Estado para bajar el peso de la deuda pública.

“Eso requiere lidiar con el sistema de pensiones que es deficitario, aunque habrá que ver cómo puede avanzar ya que no tiene el control de las cámaras en el Congreso”, agrega. En cuanto al Mercosur, para Artana “lo más importante es que no se pierda la oportunidad de lograr cerrar un acuerdo con la Unión Europea, que está cerca”.

Otro economista, Damián Di Pace, aclara que Brasil “nunca tuvo una alta dependencia del Mercsour ya que tiene su propio bloque como es el BRIC, que tiene incidencia en su economía”. De todos modos, coincide en la alta dependencia que la Argentina tiene del país vecino “ya que por cada punto que crece Brasil, nosotros lo hacemos en un 0,25% del PBI, además de que el 42% de las manufacturas industriales van a Brasil”.

Según su mirada, Brasil priorizará una alianza con Chile para llegar al Pacífico y será una economía liberal ortodoxa en busca de abrir mercados mayores y de tratar de que consolidar relaciones bilaterales con otros bloques. “En este escenario, la Argentina tiene también que lograr equilibrar sus variables macro y su relación con el mundo, dentro del cual Brasil es un jugador muy importante”, sostiene.

Cautela industrial

La mirada optimista de los analistas no es del todo compartida por empresarios de algunos sectores, entre ellos el textil, donde se considera que el Mercosur ha beneficiado más a Brasil que a la Argentina.

“Hemos comprado más de lo que vendimos con una población brasileña de más de cinco veces la nuestra, siendo el déficit de dólares de la balanza comercial muy grande”, se queja Teddy Karagozian, CEO de TN&Platex.

El empresario textil cuestiona también las compras de empresas argentinas por parte de grupos brasileños que en los últimos meses emprendieron la retirada “habiéndose quedado con los mercados sin inyectarles capital para hacerlas viables en el largo plazo.”

Según su visión, Bolsonaro promete hacer reformas estructurales que harán aún más competitivo a los brasileños, disminuyendo el gasto improductivo, y por ende impuestos y mejorando las posibilidades del sector privado.

Pero más allá de estas preocupaciones, Karagosian considera que las reformas tendrán un efecto positivo sobre la economía argentina.

“Nos obligarán a no postergar más lo inevitable como son las reformas laboral, fiscal y de un Estado elefantiásico que impide al resto de los actores productivos alcanzar su potencial”, sostiene el dueño de una de las mayores productoras de telas de la Argentina.

De acuerdo a su hipótesis, si Brasil crece la Argentina podrá aspirar a vender más “aunque no exista el Mercosur”. Pero aclara que si nuestro país no se adapta al nuevo escenario “la situación geopolítica de Argentina empeorará pues ya para los Estados Unidos y el resto del mundo no seremos tan necesarios, y en ese caso sufriremos nuevamente en el sector empresario nacional”.

Por su parte, Osvaldo Cornide, ex presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), hace referencia al peso a nivel mundial que Brasil tiene con respecto a la Argentina. “Es el país líder nato de la región, top 10 en población, PBI y territorio, con lo cual el nuevo gobierno debe comprender el rol que le cabe en este concierto mundial de naciones tan complejo y competitivo”.

Espera que, Bolsonaro sea “el presidente de un Brasil líder e integrador y no de uno disruptivo que busque trasladar al Mercosur las pérdidas con las grandes potencias”.

Añade que “Brasil necesita crecer y Argentina que eso ocurra” y espera que el país vecino “no encare un proceso de privatización de los principales recursos estratégicos convirtiéndose en caso testigo y espejo de lo que sería un futuro negro para la región”.

Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), su titular Miguel Acevedo, reconoció que el país “se tendrá que ir adaptando a lo que pase con nuestros vecinos, que vienen de años de recesión y que necesitan reactivarse”.

Por su parte, Diego Coatz, director Ejecutivo de la entidad industrial, considera que “el Mercosur debe ser una base para que nuestros países se inserten en el mundo de manera inteligente”. Lo dijo a través de su cuenta de twitter, desde la cual agrega que “en todo el mundo desarrollado los mercados internos y regionales son plataformas para ganar competitividad y escala” y advierte que “tomar un camino diferente sería un grave error estratégico”.

Fuente: Iprofesional – Andrés Sanguinetti

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