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Más de 100 millones de inversión en marinas y cabañas con formato lodge en un disruptivo complejo en Valle María

Darío y Julieta, una pareja de profesionales de Oro Verde, decidió asumir el desafío de sembrar hoy para cosechar en 30 años, algo poco usual en el mundo empresario. Sin embargo, allá van. Lograron la concesión de un lote de tres hectáreas en el límite del balneario de Valle María y construyen, con los excedentes de su empresa de plantas de hormigón armado,  50 box cerrados para lanchas, con seguridad y todos los servicios. En breve lanzan seis módulos habitacionales para turistas ABC1 y piscinas. Una inversión de 350 mil dólares que le da un nuevo perfil a la concurrida playa y más ingresos a la Comuna. Gustavo Sánchez Romero / Dos Florines

Introducirse en este proyecto parece extemporáneo, más bien diseñado para destinos con mayores oropeles, con aguas turquesas y ciudades cosmopolitas pletóricas de turistas japoneses con sus automáticos teléfonos celulares de última generación.

Sin embargo, este proyecto está aquí nomás, en las abrazadoras arenas del Balneario de Valle María, a unos 20 kilómetros al sur de Paraná, salpicado por las aguas marrones del río Paraná.

El complejo tiene, acompañando la idea, también un nombre grandilocuente. Su futuro se abre como un capullo de expectativas hacia como una importante plataforma turística: Amarras del Valle.

Tampoco, aunque lo prescriben las reglas básicas de todo proyecto de inversión que se digne de tal, la iniciativa no emergió de complejas cabezas de inversionistas internacionales que buscan dónde generar renta corta y profusa a partir de hundir excedentes en mercados sin historia.

Por el contrario. Es la historia de un matrimonio de profesionales con residencia en Oro Verde, a unos cinco kilómetros de la ciudad de Paraná, que decidieron volcar los ahorros de la empresa que fundaron para proveer a las constructoras de plantas de cemento. Sin mirar tanto la planilla de Excel. aspiran a generar un espacio que les brinde placer, y poseer y ofrecer un servicio diferenciado para aquellos ciudadanos ABC1 con embarcaciones o los que llegan a la provincia y que no en encuentran una atención adecuada y un espacio de confort.

Eso es básicamente Amarras del Valle.

Al menos así lo pensaron Darío Schvint, un ingeniero electrónico recibido en la UTN de Paraná, y Julieta Amoine, de 47 años, que trabajó como secretaria de Extensión Universitaria en la misma facultad.

Allí se conocieron y comenzaron una aventura común que les deparó dos hijos, a poco de andar, y que hoy desovillan su impulsos en los avatares de la adolescencia.

“Siempre estamos buscando otros mercados. Tenemos un espíritu emprendedor continuo, estamos en la búsqueda de generar un nuevo emprendimiento para mayor tranquilidad económica a futuro, como proyección, pero el hecho de dar trabajo y generar movimiento económico en la región ya es por sí mismo un estímulo y un objetivo que nos proponemos”, explican en diálogo con Dos Florines, cuando describen cuáles fueron las motivaciones para arrojarse al vacío con un proyecto de unos 350 mil dólares, que reconvertirá un concurrido balneario que visitan muchos ciudadanos de pueblos de tierra adentro a partir de una inversión diferencial.

Tendrá amarras, boxes para lanchas, espacios de servicios comunes, piscinas, residencias temporales construidas con un tono minimalista para un segmento diferencial del mercado que quiere vivir una temporada junto al río, con su lancha, sky, motos de agua y demás, pero intentando estimular el mercado de pesca la con todas las innovaciones modernas que tiene la actividad y generando una pequeña industria local que provea lo necesario.

Ya se trabaja en la primera etapa y se avanza con el norte puesto en el proyecto inicial, contra las barreras propias del país y los cambios que se pueden generar sobre la marcha.

“Hace muchos años que estábamos buscando algún terreno que dé al río para hacer un emprendimiento turístico, ya que nos gusta la pesca y la naturaleza, y que a futuro nos permita tener un lugar para compartir con amigos, recibir gente ya que nos gusta lo social. Inicialmente pensamos en cabañas, pero vimos que necesitábamos complementar con la guardería náutica para que cierre la ecuación, y así se fue armando un proyecto más integral”, define Darío cuando rememora los primeros momentos del proyecto.

Juntos.

Darío y Julieta están juntos hace 18 años, y así, juntos, construyeron Caysi S.A., una empresa local que comercializa plantas asfálticas automatizadas para hormigón armado y controles de nivel para máquinas viales, las que se las venden a constructoras como Losi o Pitón, entre otras.

Poseen también la representación de Marini, una empresa italiana que lidera el mercado de estos artefactos y las colocan en distintos mercados de Latinoamérica. Además de estas elaboradoras de asfalto, también se dedican a la modernización de los tableros y a desarrollar el software para los cálculos.

Pero parece que esto de emprender todo el tiempo es mucho más que una declamación y se impone como una filosofía.

No lo saben explicar muy bien, hasta que se le sugiere la palabra “Valores”. Y entonces ahí asocian sus deseos, impulsos, amigos, hijos, sueños y todo lo que demás que implica una inversión de más de 350 mil dólares en algo más que un puñado de años.

Porque lo tienen ahora es una concesión de 30, y ellos consideran que es, precisamente, a las tres décadas cuando se encuentra el punto de equilibrio y el proyecto comenzaría ganar.

Es ahí donde interviene el sueño de ver a sus hijos a cargo de la continuidad, otro desafío no menor.

“La guardería es la vaca lechera. Los box solos no dan ganancia, y pero tampoco las cabañas lo hacen, y apostamos al mix como una ecuación exitosa ya que entendemos que la base de este negocio está en poder contener los gastos fijos e incrementar los márgenes de rendimiento con más servicios y con buen precio”, describe Darío.

Esta historia comenzó con la licitación pública de unas tres hectáreas de terrenos irregulares, bañados, que había que nivelar y levantar para hacerlos operativos, y la decisión de la Comuna de apostar a un proyecto de este tipo y elegir participar en las ganancias y compartir las pérdidas. Un modelo no muy común en esta Argentina extractiva donde siempre el Estado aparece como partner cuando hay algo para repartir.

Si no se gana, el Estado local no cobra; de las ganancias se queda con el 15 %. Un buen modelo win-win, sin contar con el valor agregado de la obra en sí misma, el desarrollo turístico y el efecto multiplicador y de derrame hacía pequeños emprendimientos locales anexos de miembros de la comunidad.

La atracción por un servicio integrado de pesca, es la apuesta de los inversores y el intendente.

Como el canon es un porcentaje de los alquileres de la guardería, se impone una pregunta vital: ¿Son conscientes que tienen que tener toda la actividad en blanco?

-Sí, claro. Como somos proveedores de empresas constructoras muy grandes, desde siempre cumplimos con ese requisito y no hay motivo para no tener que hacerlo aquí. No queremos perjudicar a nadie, sólo queremos trabajar, crecer y convertirnos en un actor del sector turístico reconocidos por las cosas bien hechas-, retruca Julieta.

Ella se encarga de la parte “blanda” del negocio, en contraposición a lo que hace Darío que, dicho por su boca, al ser ingeniero es más “duro”.

Julieta Amoine maneja la comunicación, las relaciones institucionales y es la cara más empática de la empresa, tanto que fue parte de la delegación de mujeres empresarias que acompañó a la vicegobernadora María Laura Stratta en una misión comercial femenina a Europa hace algunas semanas.

Desafíos.

Técnicamente, los lodges son alojamientos ubicados en destinos no masivos, apartados de las grandes ciudades, rodeados de naturaleza y construidos en madera y materiales amigables con el ambiente. Normalmente son hoteles pequeños que garantizan privacidad y servicio personalizado. Por su estilo, cada vez son más buscados por turistas que realizan algún tipo de deporte, como pesca, alpinismo o surf; o los que buscan estar en un ambiente natural como bosques, sabanas, montañas, sin dejar de lado la comodidad. El entorno natural implica un compromiso del lodge con el medio ambiente, así como  el involucrar a los visitantes en las políticas implementadas, con el fin de tener un mínimo impacto ambiental durante la operación de las actividades turísticas.

En el norte del país el formato crece con rapidez, y en Misiones y Corrientes existen aquellos que son muy friendly con la naturaleza y se los conoce por su alto confort natural y alto precio.

A eso apuestan Julieta y Darío. A crear un lodge en la ribera del Paraná, en su margen izquierdo, a la altura de un pequeño villorío rutero al que se le conoce como Valle María, y que según dicen de sí mismos, no les sobra ningún habitante.

“Fueron las dos cosas: a) las ganas y el desafío de ingresar a este mercado porque nos gustaba; y b) porque hacía tiempo que estábamos evaluando las opciones de invertir nuestros ahorros en la economía real y el turismo era un opción válida por muchos motivos, no siempre vinculados con la rentabilidad y el dinero”, confirman.

En este sentido, describen casi al unísono que, en su momento, “hicimos un curso de Banco Macro, el proyecto Naves. Allí había que hacer un plan de negocios y pusimos este proyecto para evaluarlo y buscarle las distintas alternativas. Sabemos que es muy difícil de amortizar, pero tomamos el riesgo contemplando el plazo de 30 años y la posibilidad de extender la concesión cuando llegue el momento”, describen.

Este emprendimiento, al que definen como familiar está destinado a un segmento ABC1 y consta de tres partes. A saber: En principio remite a 50 box náuticos de 7 x 2,80 metros ancho, con portón metálico, donde cabe una lancha y que cuenta con cámara de vigilancia para poder dejar otras cosas como una moto de agua, un kayak y estar protegidas. Se alquila en forma individual y tiene un costo de 10 mil pesos cada uno. Para esto hubo que dragar –por su cuenta- el arroyito que es el brazo con el cual se accede al río principal.

“Estamos terminando todos los servicios conexos para cada box, y la idea es que nos llames por teléfono y nos digas que estás yendo al complejo a tirar la lancha, y entonces un empleado te la baja al agua con un tractorcito, y luego te la suben y la lavan si lo deseas antes de guardarla. Vas a contar con baños con ducha de agua caliente, con vestidor, y esto es porque lo pensamos para que vengan esposa e hijas a pescar en familia y todos puedan retirarse limpitos del complejo”, describe Darío.

Plazos.

La idea es que para febrero próximo estén culminados estos 50 boxes.

Para la segunda etapa está previsto una especie de lodge en dos plantas, más la terraza que tiene sala de juego, gimnasio, bar, comedor, sala de administración, y en la segunda son seis departamos con dos dormitorios y los cuatro centrales con un dormitorio.

“Sabemos que las condiciones de mercado van cambiando mucho, a fin de año esperamos terminar las guarderías y empezar la segunda etapa en 2023. Es posible que se dilate un poco y estamos evaluando porque la inversión es bastante alta y queremos brindar todos los servicios juntos. Es necesario contar con un sistema centralizado, con un pequeño gimnasio, con tres piscinas, dos con hidromasajes y una más grande. Estamos también evaluando el sistema de construcción, si será tradicional o con estructura steel frame. Veremos”, configuran a la hora de presentar el proyecto.

La tercera etapa serán las casas con un estilo minimalista, de 50 metros cuadrados cada una, con cocina, comedor, pisos con porcelanato, parquizado entre ellas y espacios de uso común.

Pero lo más interesante estaría en el sistema de comercialización. Para ello están pensando en un sistema al estilo Solanas, de Punta del Este, donde se produce una especie de copropiedad en la variable tiempo, con la disponibilidad de uso de acuerdo a la inversión en lo que sería una especie de tiempo compartido.

Ellos querían un lindo lugar entre Paraná y Diamante, y apareció la oportunidad que le brindó la necesidad del Balneario de Valle María de agregarle valor a su playa.

Lo hicieron pensando en sus amigos de Buenos Aires y Córdoba a los que quieren invitar y no encuentran ofertas atractivas en la zona.

“Hay que desarrollar el modelo de lodge en Entre Ríos y cuando fui a Italia conocí dos mujeres de Córdoba que tienen complejos y lo ofrecieron a las operadoras europeas con una amplia gama de servicios. Nosotros queremos hacer lo mismo. Tenemos mucho para articular. El río, Paraná, Diamante, la pesca, el Parque Pre Delta, el circuito de las Aldeas, etc. Tenemos expectativas y fe en lo que se planificó”, concluye Julieta, quien se ilusiona con el viento de cola para que a finales de 2024 Amarras del Valle esté concluido como ellos lo imaginan.

Una interesante apuesta de inversores locales a los negocios a largo plazo. Cosa rara.