AL DÍA

Empresas en cuarentena: la pandemia agudiza la crisis de las Pymes areneras

Las firmas del rubro enfrentan enormes dificultades para mantenerse en actividad. Sin obra pública y con las restricciones que impone la situación sanitaria, el panorama se vuelve dramático. Danilo Lima

La crisis derivada de la irrupción del Coronavirus (COVID-19) mantiene prácticamente paralizada a la economía del país y cada vez son más las empresas –pequeñas y medianas, sobre todo– que sufren las durísimas consecuencias de la pandemia. Con la cadena de pagos rota, los ingresos menguan, el endeudamiento crece, las dificultades para afrontar gastos cotidianos se multiplican, los problemas para cumplir con el pago de salarios en tiempo y forma son enormes, la posibilidad de suspensiones y despidos ya no se disimula, y el fantasma de tener que “bajar la persiana” aparece en el horizonte.

En este marco, las Pymes –sean del rubro que fueren– son las más vulnerables y, en algunos casos, esta crisis ha profundizado problemas de larga data en un país cuya economía hace mucho tiempo navega sin rumbo.

La construcción es una de las actividades más golpeadas, aun antes de la pandemia, básicamente por la suspensión de numerosas obras públicas que, se sabe, son fundamentales para la sustentabilidad del sector. Y, dentro de la construcción, el arenero aparece como uno de los rubros más complejos.

Panorama.

Débora Todoni, socia gerente de la firma Arenera Toma Nueva SRL, en diálogo con DOS FLORINES, describió un panorama extremadamente complicado para la actividad, en un escenario en donde a los numerosos problemas del presente debe añadirse una enorme incertidumbre de cara al futuro inmediato.

“Ya desde el gobierno anterior venimos complicados. Sin obras públicas, el sector aguantó con obras privadas, obras chicas, hasta que se agotó el dinero circulante”, explicó, y ahora “se sumó el Coronavirus”.

En diciembre último, además, una importante empresa clienta de las areneras locales dejó de abonar sus compromisos –ante incumplimientos de la administración municipal anterior– lo que “nos obligó a refinanciar pagos con capital propio”, recordó Todoni, y “se sabe que refinanciar pagos significa desfinanciarse”.

Sin ayuda.

A pesar de las dificultades, el Gobierno “no nos ha dado ninguna facilidad, ni excepción de impuestos ni nada, para afrontar esta situación. En mi empresa, por ejemplo, hemos tenido que tomar créditos para pagar los salarios, con las tasas que fijan los bancos, que para nada son solidarias; es más, las tasas son el negocio de los bancos”, agregó la empresaria.

Mientras, “en nuestra arenera mantenemos a 45 empleados fijos que, por supuesto, también tienen temor por la situación que se vive”, admitió Todoni, y dijo que en el caso de los barcos “me veo obligada casi a suspender” la actividad. “No es nada fácil: son 14 tripulantes, con antigüedad, pero hace dos años que tengo dos de los tres barcos parados por disposiciones de Prefectura y Minería”.

Reconoció, asimismo, que hace unos meses “he tomado la decisión, siempre a riesgo de la empresa, de dejar de pagar impuestos y refinanciar vencimientos. Todo esto, trabajar con todo en contra, genera un gran cansancio”, enfatizó.

“Recién hace dos semanas nos autorizaron a salir de la cuarentena y a trabajar con guardias mínimas, pero eso significa que los empleados tienen que realizar el doble de trabajo”, añadió.

El futuro.

Las areneras, según la experiencia de Todoni, no pueden vivir sólo de los emprendedores privados, de los ahorristas que invierten en tierras o construyen algún edificio de tres o cuatro pisos, porque no da para cubrir los costos. De allí que cuando el Estado no invierte en obras públicas, como sucede desde hace un tiempo, la ecuación de las empresas del rubro no cierra.

Todoni, finalmente, expresó su preocupación por “la falta de previsión del Gobierno para ir saliendo de la cuarentena, la ausencia de obra pública y las medidas a futuro que tampoco son prometedoras”, mientras “la emisión (de pesos) continúa y el dólar sube”.

Este escenario, ciertamente, es conocido por las autoridades, y en los últimos días, además, desde las cámaras empresarias y los sindicatos vinculados con la construcción se ha profundizado la presión para que el sector sea exceptuado de la cuarentena. La decisión final, obviamente, está en las manos del presidente Alberto Fernández.

Deja un comentario