ENFOQUE

“Tenemos que sincerarnos, la inflaciu00f3n se fue de control y la gente estu00e1 sumamente preocupada”

Marcelo San Pedro, CEO de Epson, cuenta cómo es comandar la filial argentina de la multinacional tecnológica.

 

Admite que es imposible competir con la produción en escala del sudeste asiático y señala que traer cuatro piezas y poner tres tornillos no es “fabricación nacional”
Fundada hace 70 años en Japón, Epson hoy es una de las empresas líderes a nivel mundial en imagen digital e innovación tecnológica. Por ejemplo, es la número uno del planeta, con el 80% del share, en impresoras fiscales y matrices. Sus dispositivos están dentro de taxímetros y máquinas de colectivos.
Además, es la primera compañía del globo en videoproyectores, segmento en el que dispone de 59 modelos para distintos usos. Y también se especializa en robótica y pantallas de cristal para dispositivos móviles, entre otros rubros.
A nivel corporativo, pertenece al grupo del mismo origen Seiko Epson Corporation, cuenta con 115 oficinas en el mundo, 32 de las cuales se encuentran en Japón y 83 en el extranjero, y posee cerca de 91.500 empleados.
En Argentina empezó a operar en 1987, y en la actualidad genera 160 puestos de trabajo. Su CEO es Marcelo San Pedro, un ingeniero civil recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que ingresó a la firma hace 24 años y comandó la filial Epson en Brasil. Previo a ello, pasó por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde se especializó en el procesamiento de plutonio.
Asimismo, el ejecutivo acaba de ser nombrado director regional para América Latina de Nuevos Negocios.
Está casado hace 30 años, tiene dos hijas y, en su tiempo libre, se dedica a fabricar sables japoneses e investigar sobre herrería. En esta entrevista San Pedro cuenta cómo conduce a Epson Argentina, Uruguay y Paraguay.

-¿Cómo llegó a dirigir una multinacional?
Existen temas muy personales, el perfil de un individuo se va definiendo en su vocación desde épocas tempranas, y no necesariamente desde la universidad.
Estudié ingeniería, pero a mí siempre me interesó mucho el tema tecnológico. Tal es así que comencé mi carrera en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde estuve 10 años y participé de la construcción de una planta para procesar elementos combustibles de reactores. Por estar constantemente en contacto con la informática y brindar capacitación externa para empresas, me conocieron en Epson.
Como la vida va pegando “carambolas”, por una necesidad especial de la compañía pasé del área de formación a manejar, de golpe, toda un gerencia de ventas corporativas. Luego fui director comercial, después gerente general de Argentina, más tarde director Regional Sur manejando también a Perú, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Y ahora sigo como CEO de Argentina. Pero mi tarea principal, que ocupa el 95% de mi tiempo, es a nivel América latina, como director regional de Tecnologías y Negocios de Integración, con dos perspectivas: implementaciones en el corto plazo y la búsqueda de nuevos productos, con una proyección de 3 a 5 años.

-¿Qué aspectos considera a la hora de tener que tomar decisiones?
Lo más importante es tener un buen grupo de gente. Cuando hice mi MBA me dieron una ley de gestión que me pareció espectacular: “Cuanto mejor equipo tenés, más podés subir”.
Es decir, una persona, por más estrella que sea, no puede superar la media de todo el personal que lo sigue. Por ejemplo, en términos futbolísticos Messi, con 10 personas que no saben jugar al fútbol, no podría hacer nada.
Por eso, la única forma para evolucionar y hacer crecer a la empresa es sostener un equipo que tenga la mayor capacidad profesional posible. Esto implica una gran cantidad de cosas, como su background educativo, su performance de trabajo e integración a un determinado modelo y cultura empresarial.
En resumen, a la gente que trabaja conmigo le pido que no pierda de vista tres cosas: lo operativo, lo propio de su área y una visión estratégica.

-¿Cuál consideraría su principal función como líder?
Desde el punto de los Recursos Humanos, descubrí que lo más importante es tener capacidad de atraer talentos, desarrollarlos y retenerlos. Eso le da continuidad a la empresa.

-¿Qué lo llevó a permanecer casi 25 años en Epson?
Mi perfil fue siempre el de una empresa grande. Constantemente tuve desafíos, me gusta lo que hago y la compañía. Además me dieron la oportunidad de crecer. Entonces fui generando un plan de carrera y me quedé. Encima en las firmas japonesas es importante la permanencia en el tiempo, no queremos genios por sólo 6 meses.
De hecho, en los puestos clave podemos estar capacitando a una persona durante un año y medio para que entienda el negocio, la cultura, los valores, la red de contactos y los objetivos de Epson. Eso no puede ser generado espontáneamente.

-¿Cómo se retiene a un talento?
Es importante la captación de los talentos personales y su desarrollo, cosa que es un elemento de retención. Retener talento no implica sólo plata, ni estabilidad laboral, sino que también involucra desafíos profesionales.

-¿Qué es Epson a nivel local?
Argentina es el centro de desarrollo para toda América latina de las cajas fiscales requeridas por la AFIP, donde el 70% de las utilizadas son de nuestra marca. Nosotros desarrollamos el núcleo del sistema operativo (software) y Brasil hace la adaptación. Trabajamos para Chile, República Dominicana, Venezuela y Panamá.
Hasta fines de los ´80 nosotros teníamos una planta aquí de fabricación de computadoras e impresoras, porque China no tenía tanta competitividad como tiene ahora y había fuertes exenciones impositivas locales.
Actualmente, a nivel mundial es imposible competir con la producción del sudeste asiático, ni siquiera Japón puede con su capacidad tecnológica y robótica. Es una realidad. Entonces el tema no es tan sencillo como parece.
Cuando se habla de la fabricación argentina hay que ser coherentes, traer cuatro piezas y poner tres tornillos no es integración nacional.
Tenemos que ver cuál es el impacto que eso tiene en un proceso económico, porque se generan cuatro puestos de trabajo y se encarece un producto para centenas de miles de personas, cosa que no tiene sentido. Es ir contra el mundo.
Me pasa a nivel personal cuando veo que los precios internacionales de los productos electrónicos cuestan la mitad que en la Argentina. Eso se debe a procesos de escala y a una presión tributaria diferente.
Una planta nuestra en el mundo genera un millón de impresoras al mes en forma just in time. ¿Cómo logramos eso acá? Es imposible. Por eso aquí preferimos desarrollar una intensidad de inteligencia aplicada a un proceso de desarrollo y especializarnos en un nicho.

-Entonces, ¿en qué negocios puede llegar a crecer el país?
Hay segmentos donde tenemos potencial para crecer, como la energía eólica, donde se pueden juntar la industria metalmecánica y la aeroespacial para desarrollar un molino eólico, donde se precisan pocas cantidades de unidades (decenas o cientos), pero se requiere mucha ingeniería e intensidad de conocimiento para su desarrollo, cosa que nos sobra.
Lo mismo con la tecnificación del campo, agroalimentos y biotecnología. El país tiene buenos cerebros, aunque hay una cuenta pendiente con la educación. Yo hice toda la escuela pública, lo único que pagué fue el MBA.

-¿Cómo ve actualmente al mercado argentino para hacer negocios?
Está difícil para nosotros el tema de la importación de ítems que no se pueden fabricar aquí. Por ejemplo, necesitamos traer 5 equipos para un desarrollo que estamos haciendo localmente y están parados en la Aduana. No es muy sano.

-¿Qué le preocupa del país?
A mi lo que más me preocupa hoy es la inflación, que tiene gravísimos inconvenientes. Todas las compañías trabajan con balances bi-moneda. Nosotros tenemos que acompañar el salario de nuestros empleados con el cuadro inflacionario general para que mantengan su poder adquisitivo, dentro de lo posible.
Eso, cuando se traslada a la moneda local, significa que los costos ya no son los mismos que hace 6 años. Acá tenemos que sincerarnos de que la inflación se ha ido de control.
La gente está sumamente preocupada en saber cuál va a ser el aumento de este año porque se les incrementaron las expensas, las cuotas de los colegios privados y otras tarifas, y te lo comentan. Entonces el personal, en vez de tener la mente en el trabajo y en la producción, piensa en esas cosas y tiene su problemática. Esto no fue de un día para el otro.
El tema energético también me preocupa muchísimo, pasamos rápidamente de ser un país independiente y autoabastecido a tener que importar 12.000 millones de dólares.

-¿Competitivamente cómo los afecta todo esto?
Incide en el costo de la ingeniería, porque los salarios suben al 25% y el dólar al 7%.
Entonces, llega un momento en que nos dicen que la ingeniería está más barata en México. Se ha erosionado mucho la competitividad.

-¿Cómo son actualmente las ventas en medio de este contexto incierto?
En los últimos 3 o 4 meses hubo un cambio en la cabeza de las personas. Lo del dólar le preocupa a muchísima gente, entonces retrae su consumo, porque tiene miedo o porque trata de comprar divisas para atesoramiento y no puede. Entonces el tema es que necesitamos normalizar algunas cosas.
Tengo varios años y me acuerdo de la hiperinflación. Yo no quiero vivir más crisis, pretendo que Argentina logre estabilidad, un reparto equitativo de la producción y de la actividad económica. Yo no gano con la crisis, sino con la gente contenta.

-¿Cómo ve la situación a futuro?
Depende las medidas que se tomen. Tenemos un Gobierno, creo mucho en que si lo votó el 54% de la gente debe tener razón, y tiene toda la capacidad para gobernar. El Congreso y los resultados dirán si lo hace bien o mal, ese es el juego democrático.

-¿Cómo ve al mercado tecnológico?
Se está yendo a un mundo ubicuo, móvil, donde la penetración de los aparatos móviles fue enorme. Hay un cambio sociocultural en ello.
Parte de la responsabilidad es de las compañías, debemos hacer llegar la tecnología a la mayor cantidad de gente posible y bajar la brecha tecnológica, para que las herramientas sean transparentes y más fáciles de usar.
Hoy hay más diferencia con una persona que vive en la Villa 31 que con alguien de Nueva York. Antes alcanzaba con leer, escribir y tener un oficio para ser incluído socialmente.

-¿Qué adelantos se vienen?
Viene la videoproyección en Full 3D hogareña. También la imprenta a demanda sobre cualquier tipo de sustrato, como vinilos y telas por sublimación. Es decir, le podemos hacer a un modisto sólo 5 metros de tela exclusivos con un diseño determinado. Por otra parte, se están imponiendo las etiquetas a color, que son sumamente importantes para identificar despachos logísticos o muestras de la industria médica.
Entre los videoproyectores que tenemos para educación existe un equipo que se ubica sólo a 40 cm de la pared que forma una cortina de luz y permite que se pueda escribir “en el aire”. Además disponemos de un proyector móvil que tiene 5 centímetros de altura.
Fuente: Mariano Jaimovich/Iprofesional
Jorge Salúm – Dos Florines

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