ENFOQUE

Contigo, pan y cebolla

Alejandro Ramírez (*)


Con esta frase muchos enamorados se han declarado a sus mujeres, manifestando su desinterés a modo de promesa de mantenerse juntos más allá de las dificultades por venir. Y haciendo un servicio a la comunidad, es nuestra obligación informar a los novios que estén a punto de declarar su amor a su amada, que ni se les ocurra utilizar la frase en cuestión porque se podrían encontrar con muchas posibilidades de no poder cumplir con los preceptos de la misma.
Fuera de los inconvenientes que puedan existir con la producción de las cebollas –situación que no nos ocupa en este momento–, estamos en condiciones de estimar que los problemas con la producción de trigo continuarán y se verán profundizados con el pasar de los meses.
A pesar de que la actual área utilizada para este cereal aumentó en relación a la del ciclo anterior, el clima está jugando una mala pasada para la correcta evolución de los cultivos. El trigo se sembró con falta de humedad, y luego de algunas lluvias bastante escasas en los primeros tramos del nacimiento de las plantas, la falta de precipitaciones caracterizó al escenario de las últimas semanas. 
Las lluvias caídas en los últimos días, en la mayoría de las zonas de producción, llegaron tarde.
Esto está generando preocupación en las filas de los productores que ven que los cultivos no crecen como deberían, con muchas posibilidades de encontrarse con muy bajos rindes en cosecha y con problemas de calidad comercial. De ocurrir esto, nos encontraremos con el agravamiento de la actual situación de falta de semillas de trigo de calidad panadera que necesitan las industrias molineras para la elaboración de la harina.
Estamos siendo testigos de hechos históricos como es que el trigo cotice un 40% más que la soja, que aumente la harina casi todas las semanas, y que el pan llegue a valores imponderables. Existen muchas dudas de con qué trigo contarán los molineros para hacer el “enlace” entre la cosecha vieja y la nueva, y a qué valores se conseguirá.
El panorama actual es harto complicado para todos los partícipes de la cadena comercial, pero en especial para los industriales harineros y lógicamente para los consumidores que tenemos que pagar el pan a niveles fuera del valor habitual en relación a otros alimentos.
Pero cuando existe un problema, existen soluciones. Una de ellas es que el próximo año se confeccione pan con harina de centeno. Otra es que los argentinos nos olvidemos del choripán y los sandwiches de milanesa.
Y la más sensata y conducente para solucionar el problema en cuestión sería permitir la importación de trigo.
Al menos para llegar hasta enero –época de plena cosecha argentina– sin mayores turbulencias, y en ese momento ver con qué zafra nos encontramos.
Pero como decía mi abuelo: “Difícil que el chancho vuele”. Porque es prácticamente inviable que el actual gobierno autorice el ingreso de trigo extranjero, porque sería una forma de aceptar que se vienen equivocando feo con la política triguera de los últimos 10 años.
En definitiva, habrá poco trigo y el que tenga la posibilidad de poder cosechar semillas de calidad comercial panadera, tendrá un cereal que puede llegar a cotizar a valores impensados hasta este momento. Están los que preguntan hasta qué valor máximo podrá llegar el trigo. Esto es difícil calcularlo. Todo está en manos del gobierno, que con sus políticas intervencionistas ha generado semejante desbarajuste comercial y desajuste en los precios de los granos.
Ellos tienen la solución, pero ¿tendrán la valentía para tomar semejante decisión política?

(*) Analista agropecuario

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