ENFOQUE

¿Cómo se vota en Salta?

El pasado miércoles, como parte de su visita protocolar a Entre Ríos, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, formó parte del Foro para la Reforma Política impulsado por el Gobierno entrerriano en conjunto con la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Fue así que el mandatario salteño expuso en la capital entrerriana la experiencia salteña en el uso del sistema de Boleta Única Electrónica (BUE).

Abelardo Del Prado (*)

Urtubey resaltó el sistema adoptado en su provincia, parcialmente en 2011 y totalmente en 2013, y que en Salta “diseñamos un mecanismo validado socialmente, el cual garantiza que el ciudadano se sienta lo que efectivamente es: dueño de su voto” y garantice la competitividad de todos los partidos políticos. Asimismo remarcó el hecho de ser los precursores del sistema que luego se utilizara en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que ahora impulsa Cambiemos para los comicios nacionales.

La llegada del salteño generó diversas reacciones en el peronismo local, entre ellas la del diputado nacional Julio Solanas quien se ubicó en la vereda opuesta al afirmar que “el voto electrónico” abre “una puerta al fraude” y que “algunos años países como Holanda, Alemania, Austria y Bélgica han descartado y algunos de ellos hasta prohibido el voto electrónico tras haber demostrado su inconsistencia”.

 

El sistema salteño.

Abierta la polémica intentaremos desde aquí clarificar algunas cuestiones:

1. Es una boleta de emisión electrónica en realidad, no voto electrónico. Este sistema ordena la oferta electoral en un proceso donde el elector arma su boleta electrónicamente. Aquí lo único que hay es la emisión del voto mediante una máquina, ahí hay una diferencia sustancial. Urtubey no habla de voto electrónico, este contempla la emisión, el recuento y escrutinio realizado electrónicamente. No es lo que se está fomentando, tampoco lo hace la Nación.

2. El sistema consta de una pantalla táctil para elegir a los candidatos, que se presentan al azar por categoría o la opción boleta completa. Luego imprime la boleta, y en ese caso lo que vale en realidad es la boleta impresa. Se dobla por la mitad y se mete en la urna. El voto válido, el que sirve, es el impreso. En lugar que los partidos deban garantizar las boletas y fiscalizar el acto, con todas las asimetrías que ello acarrea, con la Boleta Única Electrónica el Estado equipara en condiciones a los competidores. Puede verse el ejemplo sobre esto en http://simulador.electoralsalta.gob.ar/

3. Las BUE, además de la información impresa, graban en un chip lo elegido en la misma boleta. El mismo equipo (o cualquier otro del mismo recinto electoral) permite al votante verificar y contrastar lo que electrónicamente se ha grabado en la misma con lo que se ha impreso en su cara interna.

4. La boleta es depositada en una urna tradicional. La máquina no guarda ningún tipo de información o conteo provisorio. Tampoco posee conexión a internet, por ello es esencialmente una pantalla táctil, con impresora y un scanner.

5. Finalmente, y más importante en cuanto a las dudas, el escrutinio de cada mesa es optativamente electrónico. Al momento del recuento las autoridades de la mesa y los fiscales pueden optar por utilizar el scanner o no, no es obligatorio. La experiencia salteña demuestra que todos terminan por decantarse por hacerlo de manera electrónica, dado que es más rápido y arroja resultados más precisos, sin posibilidad de discutir por si los votos son validos o no. El resto de lo que se conoce como “fontanería electoral” es exactamente igual.

 

En el mundo.

Vale también aclarar que es cierto que Holanda, Alemania, Austria y Bélgica han descartado sistemas electrónicos de votación. Pero también es cierto que en muchos otros países el mismo es utilizado desde hace algunos años, y muchos se encuentran evaluando la posibilidad de implementarlo (ver gráfico). Incluso existen países que van más allá y buscan incluir internet al proceso de votación como Francia, Suiza, Noruega y algunas comunidades autónomas en España. De todos modos la forma predominante de votar en el mundo es la boleta única de papel, en sus distintas versiones, sólo Argentina y Uruguay mantienen un sistema de votación con boleta partidaria.

 

Los pro y los contra.

Si comparamos el sistema actual que tenemos hoy contra la Boleta Única Electrónica, la propuesta de Urtubey es superadora respecto a la facilidad de la emisión del voto, el ordenamiento de la oferta electoral, la equidad electoral de todas las fuerzas políticas, la celeridad y transparencia en el recuento. Es de destacar que en Salta en los últimos tres comicios –2011, 2013 y 2015– la diferencia entre el escrutinio provisorio y el definitivo ha sido 0, en contraposición al entrerriano que siempre difiere en algunos miles de votos, dados los votos recurridos y los mal contabilizados.

Sus efectos en el sistema político son múltiples. Frente a ello, quien escribe preguntó en exclusiva para DOS FLORINES al gobernador Urtubey cómo había influido la BUE en la vida interna de los partidos políticos. El mandatario norteño señaló con mucho énfasis la eliminación de las asimetrías entre partidos políticos, en especial de la ventaja que siempre tienen los oficialismos locales. “Este sistema electoral facilita la verdadera voluntad de los votantes, eliminando arrastres y colectoras. Además uno compite con alianzas armadas en el bar de la esquina días antes de la elección y creo que eso está muy bueno”, sostuvo.

¿Es entonces la boleta electrónica un sistema perfecto? Respuesta sencilla: no, dada que no existen los sistemas electorales invulnerables, todos requieren controles y una fiscalización apropiada.

La vulnerabilidad es el escollo principal que resaltan los tecnofóbicos, entienden que el sistema es fácilmente hackeable. La idea de que todas las computadoras se pueden corromper fácilmente sobrevuela el imaginario colectivo en un principio.  Distintos programadores han demostrado que cualquier votante a través de su teléfono móvil puede acercar la boleta, para que a través de una aplicación se guarde el registro de su voto, y así un puntero político podría controlar cómo votó ese votante. En definitiva, el sistema de boleta única electrónica es permeable a un mecanismo de compra de votos, punto central que el sistema dice eliminar. Según Urtubey, el costo y dificultad de este tipo de operaciones es mucho mayor al realizado actualmente, por lo cual ésta no es una crítica válida, dado que la BUE dificulta el clientelismo.

Entonces ¿cuáles son las posibilidades de fraude? El fraude electoral es delito que consiste en la adulteración sistemática del escrutinio. Entendido esto, las críticas que hizo Solanas no parecen apuntarse al sistema que propone Urtubey, ni la Nación, sino más bien a sistemas íntegramente electrónicos.

 

(*) Politólogo

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