ENFOQUE

Alberto, los “ministros” y las ideas que provocan escozor en el campo

Por Danilo Lima – Dos Florines

La amplia ventaja que Alberto Fernández le sacó al presidente Mauricio Macri en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) –en la práctica, casi una “primera vuelta”– dejó al candidato del Frente de Todos en las puertas de la Casa Rosada, y, si bien en política nunca hay que dar a nadie por derrotado, todo indica que las elecciones generales del 27 de octubre próximo consagrarán el regreso del peronismo kirchnerista al poder.

Fernández, con la tranquilidad que le otorgan los 15 puntos de ventaja sobre Macri, parece, en determinados momentos, moverse ya como virtual Presidente electo. Hay, en este sentido, una señal más clara aún de la casi segura victoria opositora: distintos sectores de la vida económica argentina buscan reunirse con Fernández –o, al menos, con algunos de sus allegados más cercanos– para saber a ciencia cierta cuáles son sus propuestas de gobierno.

La Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias, obviamente, tiene interés en conversar con el candidato ungido por Cristina Kirchner para entregarle el documento “Propuestas del Campo y la Producción”, en donde las cuatro entidades enumeran una serie de temas que son, a juicio del nucleamiento, indispensables para el desarrollo sostenible del sector agropecuario. Ese documento ya fue entregado a los candidatos Mauricio Macri y Roberto Lavagna.

El objetivo de fondo, obviamente, es “tantear” qué tan kirchnerista puede ser un eventual gobierno de Fernández, en especial en temas muy sensibles para los productores agropecuarios como la política impositiva y las exportaciones, por ejemplo. O si, por el contrario, el postulante opositor desliza algunas diferencias con la política agropecuaria llevada adelante entre 2003 y 2015.

Fernández, hasta el momento, ha dado pocas señales. Sólo se han conocido dos ideas concretas: sostener un dólar alto e impulsar el crecimiento de las exportaciones.

El intervencionismo.

Allegados al candidato de CFK, sin embargo, han dejado trascender algunas propuestas que, ciertamente, provocan escozor en el campo.

El siempre acomodaticio Felipe Solá –menemista de la primera hora, duhaldista, kirchnerista y, en algún momento, cercano a Macri y Francisco De Narváez– lanzó una bomba (¿o un globo de ensayo?): sugirió la recreación de la Junta Nacional de Granos (JNG).

Como era esperable, la propuesta fue rechazada de inmediato y casi a coro por los actores del sector agroindustrial. El Distrito Entre Ríos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que encabeza el dirigente de Gualeguaychú Walter Feldkamp, en este sentido, fue enfático: “Generar mecanismos de control estatal tendientes a menguar las exportaciones, para intentar resolver el precio del pan en el mercado interno es, en principio, no tener la más mínima noción de la forma en que se conforma el costo final del producto. En verdad, tanta ignorancia preocupa y hasta asusta”.

El ex gobernador de Buenos Aires, vaya paradoja, propone recrear la JNG, el organismo derogado mediante el Decreto 2.284/91 firmado por el presidente Carlos Menem cuando él era secretario de Agricultura. Pero pasaron 28 años y Solá sabe cómo permanecer vigente en política (“Hay que hacerse el boludo”, argumentó alguna vez).

Para los dirigentes del campo, sin embargo, lo que diga Solá no es un tema menor porque se trata de uno de los nombres que se manejan como posible ministro de Agricultura si Alberto Fernández es electo Presidente.

A propósito de nombres para ese cargo. Hay otros candidatos: Jorge Neme, actual secretario de Relaciones Internacionales de Tucumán y ex titular del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap), y Gabriel Delgado, hombre del INTA y secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en tiempos del ministro Carlos Casamiquela. También suena Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, aunque desde la entidad cooperativista minimizan esa posibilidad. “Es peronista, le preocupa la cuestión social, pero no creemos que agarre. Lavagna le propuso ser candidato a diputado nacional por Mendoza y no aceptó”, cuentan quienes lo frecuentan.

Las retenciones.

El otro tema que inquieta al sector agropecuario es la política impositiva que podría instrumentar Fernández, específicamente las retenciones, el impuesto más odiado por los productores.

Que un eventual nuevo gobierno kirchnerista aumente las retenciones no debería sorprender a nadie, dado que fueron uno de los ejes centrales, en materia fiscal, para “hacer caja” durante el período 2003-2015. En el campo lo saben y por eso están preocupados.

Si Macri reinstauró las retenciones después de haberlas eliminado, por qué razón Fernández no apelaría a ellas, más cuando los números fiscales arden.

¿Y las exportaciones?

Los productores, en tiempos kirchneristas, sufrieron mucho con el cierre de las exportaciones, los cupos y los pedidos de permiso para vender al exterior.

Algunos, incluso hoy, sostienen que esa política fue más dañina que las retenciones, por lo que el solo hecho de pensar en esa posibilidad les pone los pelos de punta.

Preocupación, incertidumbre y también temor dominan, en este tiempo electoral, el ánimo de los productores. Las urnas, primero, y las políticas que instrumente el gobierno que asuma el 10 de diciembre, después, dirán si aquella preocupación, aquella incertidumbre y aquel temor se disipan, o, por el contrario, se profundizan.

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