ENFOQUE

Ganadores y perdedores en la historia reciente de las Estaciones de Servicio

Por Alejandro Di Palma*

Tres observaciones sobre la breve historia del comercio minorista de combustibles en los últimos años.

1- Casi en cualquier ciudad del país se puede verificar el hecho de que antiguas estaciones de servicio que tenían un volumen, importancia o centralidad relevante dentro de una determinada ciudad, han perdido ese rol y que en ese mismo periodo, al revés, estaciones de servicio periféricas con ubicaciones suburbanas han ganado protagonismo en ventas, fenómeno que, a los ojos del buen observador siempre se presenta en conjunción con determinado color de bandera para el caso de las estaciones “ganadoras” (para caracterizarlas de alguna forma), más aún ese color que se menciona casi siempre es la bandera de YPF.

2- Antiguamente en los lugares más recónditos del país, cuando casi no había infraestructuras viales, lugares desérticos, alejados, desprovistos de casi cualquier actividad comercial, lo que podríamos llamar como el “antiguo interior profundo”, el único servicio que podía esperar un automovilista era ofrecido en forma casi excluyente por YPF, muchas veces de la mano del Autómovil Club Argentino.

Hoy en día esos antiguos lugares lejanos ya “no lo son” o por lo menos “no tanto”. Los nuevos lugares despoblados, desprovistos de la gracia del Estado, son ahora aprovisionados o despachados por estaciones de servicio que no tienen bandera (conocidos como “bandera blanca”), muchas veces estaciones lúgubres sin movimiento comercial e invisibles para los gobiernos, estaciones de servicio que durante los periodos en los cuales las ventas urbanas de combustible alcanzan valores normales, les resulta imposible o excesivamente onerosa la tarea de comprar a algún distribuidor algo de mercancía para su supervivencia, por ende sus precios son increíblemente dispares a los que ofrecen las estaciones de bandera en las ciudades centrales del país.

3- En el transcurso de unos pocos años, el mercado de los combustibles ha sido testigo de la desaparición o pérdida de protagonismo de muchas marcas (Banderas), ISAURA, ASTRA, San Lorenzo, Puma, EG3, Repsol, Petrobras, OIL, Rhasa, PDV, ESSO, seguramente me olvido de varias más que casi nadie recuerda.

IMPACTOS

Este fenómeno de desaparición de marcas y aparición de otras distintas, en una manera transparente para el Estado, generó un proceso similar a la “Colonización Portuguesa”, o sea el saqueo total y sistemático de las estaciones de servicio. Está claro que el mercado así definido (por acción u omisión del Estado) permitió a estas empresas operar como pirañas, enriquecerse rápidamente y vender desapareciendo, dejando la osamenta de la presa expuesta (pasivos ambientales y empresas quebradas).

Tanto la desaparición como la descapitalización de muchas estaciones de servicio (proceso que queda exhibido a través de la simple imagen de la estación de servicio) fueron en general y casi excluyentemente, causadas por el proceso descripto anteriormente. A su vez este impacto derivó en un manoseo del mercado que resultó funcional fundamentalmente para una o dos empresas (YPF – Shell), y que permitió transformar las estaciones de servicio periféricas en estaciones con ventas absolutamente desencajadas de la media nacional (Bandera YPF). Estaciones urbanas que de ninguna manera resultaban ser particularmente importantes, hoy tienen ventas que duplican o triplican la media nacional. En este proceso, estas Banderas se desinteresaron por ofrecer servicios en los lugares alejados y recónditos, donde las ventas son exiguas y la logística un problema, ahí sólo quedaron en silencio, apretando los dientes, los estacioneros que hoy son estigmatizados, los “Bandera Blanca”, tratando de sostener su comercio y el servicio sin conseguir ser objeto de ninguna visión por parte del Estado… lejos de cualquier política.

Otro rastro que queda expuesto a partir del holocausto descripto, son una cantidad importantísima de estaciones de servicio en desuso, abandonadas, dentro de las tramas urbanas que representan no sólo un problema en la planificación de las ciudades, sino un pasivo ambiental que las autoridades recurrentemente reclaman con exclusividad a empresarios saqueados por las petroleras y quebrados económicamente, como si estas empresas petroleras no tendrían ninguna responsabilidad sobre el daño o porque quizás resulta más simple para los encargados de la gestión municipal.

En definitiva queda claro que en este periodo analizado el sector evolucionó en términos poco funcionales tanto a las estaciones de servicio, a alcanzar un mercado con una oferta federal, a que la oferta de combustibles tenga precios equilibrados en todo el territorio, al medioambiente, al desarrollo productivo, a mitigar el problema de la migración hacia las ciudades centrales, en definitiva, a la Nación.

De manera que es responsabilidad del sector analizar las fallas y exigir políticas correctivas, participando activamente de la gestión de las mismas.

*Empresario paranaense de las Estaciones de Servicio Laurencena

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