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“En seguridad y comercio mundial habrá mucha incertidumbre en el futuro”

María Lourdes Puente Olivera, politóloga, especialista en relaciones internacionales, seguridad, defensa e inteligencia. Actualmente se desempeña como directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA, pero tiene un profuso curriculum que incluye importantes actividades académicas, trabajos de consultoría, desempeñó en la actividad privada y asesoría en la materia en la Legislatura nacional. Para algunos su nombre puede sonar porque fue funcionaria nacional y quedó envuelto en una polémica cuando la Fragata Libertad fue retenida por la Justicia de Ghana en el conflicto con los holdouts. Estuvo en Paraná y mantuvo un diálogo más que interesante con DOS FLORINES. Gustavo Sánchez Romero / sanchezromero@arnet.com.ar

A primera vista cualquiera puede advertir que tiene nombre, prosapia, estilo y bagaje cultural para ser una “chica” PRO. Sin embargo fue funcionaria del Kirchnerismo y su nombre trascendió –aunque ella dice que el gran público nunca se enteró- cuando a mediados de octubre de 2012, exactamente cinco años atrás, debió renunciar al cargo de directora de Inteligencia Militar del Ministerio de Defensa por entonces liderado por Arturo Puricelli, cuando el episodio de la retención durante 17 días en el puerto de Ghana de la Fragata Libertad se convirtió en una crisis política para el gobierno. Sin embargo, ella también es locuaz, verborrágica y extrovertida, y con estos atributos enfrentó una entrevista periodística donde deja en evidencia su gran formación que incluye posgrados, maestrías y un paso por universidades de Estados Unidos. Comercio internacional, seguridad interna, cambios estratégicos en el mundo militar, cambios tecnológicos, narcotráfico, financiamiento de la política y otros temas en una agenda abierta con una profesional con definiciones claras y posicionamientos en la Facultad Teresa de Ávila de la UCA, donde se desempeña como directora de la Escuela de Política y Gobierno.

-¿Se impuso la globalización y no hay conflictos globales entre Estados con un gran flujo comercial mundial, o es sólo una sensación?

-Esa fue la sensación que tuvimos cuando cayó el muro y se impuso el mundo único y parecía que había ganado la onda de Fukuyama. Nos las creímos un poco todo. Porque después se fueron se dieron sucesos que nos fueron demostrando que la cosa no iba por ahí. Hoy estamos en una etapa donde surge una onda antiglobalizadora que se dio en lo ideológico, que nos estaban imponiendo este concepto.

 

-En lo militar, ¿Qué sucede?

-En este punto lo que sucede es que hay un cambio en el tipo de guerra, porque está cambiando el mundo y están cambiando los actores. Fijate que el Estado ya no es el único protagonista con un pasado donde la guerra era entre Estados. Con la irrupción del atentado del 11 de septiembre se abrió esta percepción y hoy es el gran conflicto que tenemos incluso en la Argentina con nuestra ley. La realidad es que las guerras no se están dando entre Estados. Son muy pocas las que se dan entre Estados. No es que no las haya, pero en África el gran número de conflictos existentes es entre tribus, no entre países. En Medio Oriente parecen guerras de religiones.

 

ESCENARIOS.

-¿La aparición de ISIS no plantea una guerra con supra Estados que borran límites geográficos?

-No técnicamente. Estaríamos ante la guerra de las civilizaciones que planteaba Huntington (Samuel, en un artículo de 1993) y eso está por verse. Hay que mirar si estos conflictos tienen que ver con algo civilizador a partir del conflicto. Otro diría: “en realidad la verdadera guerra es comercial y se da por las inversiones; y el verdadero contrincante de Occidente es China que está entrando por otro lado y que no viene con cañones pero que se está formando con cañones porque se está armando cada vez más”. Los realistas dirían que es una simulación y se está usando el comercio y en realidad todo el que está creciendo incrementa su poder militar.

 

-¿Cómo juega la vulnerabilidad de las fronteras para el ingreso de población China en el mundo?

-Yo creo que me parece que esta es una de las cosas que confluye en minar la idea del Estado-Nación tal como lo conocimos. A mí me impacta pero hay muchas generaciones debajo de la nuestra a las que vos le preguntas y te responden que tienen dos nacionalidades. Pero yo me acuerdo un joven que vino a mi casa unas semanas por intercambio y él se definía como mexican-american. Cuando le preguntaba dónde tenía el corazón, él insistía en que era mexican-american. ¿Pero qué himno cantás?, yo insistía preguntándole. Y él respondía lo mismo: el mexicano y el americano. Pero no hay que ir tan lejos. Hay hijos de padres alemanes y madres asiáticas, y genera todo un escenario nuevo que socava el concepto de Estado-Nación. Por eso será tan difícil pelear por una bandera en el futuro. De todas maneras entiendo que estamos en una etapa de transición y la verdad es que es medio difícil un proceso lineal, porque cuando te quedás sin un colectivo que defender empiezan a aparecer el Kurdistán, los catalanes… el hombre naturalmente necesita una bandera, y cuando se empieza a minar, a minar, a minar buscás alguna. Puede ser la defensa de las ballenas, o la algún nacionalismo. Está en crisis el concepto.

 

-El Estado Nación, en materia de seguridad; ¿Evoluciona al mismo ritmo que los cambios culturales y económicos?

– Ese es el gran tema. Creo que el Estado como concepto es la manera en que los hombres decidimos organizarnos. Lo llamamos Estado. El tema es que ese concepto empieza a no dar las respuestas necesarias. Algunos dirán que es porque ganó el individualismo. Entonces está el hombre buscando su propio destino individual.

 

ANTINOMIA.

-Ese debate tiene tantos años como el mismo Estado…

-Sí, claro. Es que lo colectivo está en crisis. No hay muchos que creen que lo colectivo te salva, y parecería ser que se apuesta al sálvese quien pueda. El no creer que el común te salva hace más difícil la representación y hoy la sociedad se manifiesta y vota y al día siguiente repudia lo que votó ayer porque no le gusta lo que está haciendo y lo hace con total impunidad porque no tiene responsabilidad. Hay una sociedad emergente más participativa pero no hay un colectivo que mande. Para mí está en crisis la idea de lo colectivo. Quizá la vuelta sea a través de los municipios, de comunidades o nacionalidades más pequeñas. El siglo XXI es un siglo muy diverso…

 

-¿En la era de las telecomunicaciones, cuando el hombre pronto se teletransportará, vamos hacia microcomunidades?

-No lo sé, lo digo como espacio de referencia. Con el atentado del 11S, cuando para el americano todo era comercio libre, mundo abierto, militares para qué, y de repente se encuentran ante una situación de, lo que llevó al hombre al reunirse en sociedad, un peligro de su seguridad y estás dónde estás.

 

-Esa es una visión muy hobbsiana de su parte…

-Pero que en 2008 cuando es la crisis financiera mundial, lo único globalizado era lo financiero. Cuando entran en crisis los bancos el único que podía salvarme era el Estado. La idea de que haya alguien que me banque en el sentido último, porque nos interesa a todos, aparece algo de lo esencial que te llevó a unirte.

 

-¡Pobre Rousseau!, Lo está matando a martillazos…

-(Risas)…No, al revés. Porque el pacto que plantea Rousseau es el que pide que hagamos una ley porque sin ley no hay salvación. Por algo los dos llegan al pacto social por distintos caminos. Pero lo que quiero decir es que eso se puso en crisis porque el hombre creyó que sin el colectivo puede vivir, pero vino un atentado y parece que necesita que haya algo que represente a todos y que me defienda. Pero mirá que tengo que violar tu propiedad privada, tengo que mirar tus mails, saber qué hacés… no importa, no importa, no quiero atentados. Eso pone en crisis muchas cosas.

CAMBIOS.

-Volvamos al comercio mundial y la vulnerabilidad… ¿Qué se advierte en este momento?

-Que hay una mutación, y que la penetración comercial no significa que lo militar no esté incluido.  Están cambiando formas, y hoy podemos ver drones que no comprometan las personas y que es otro tipo de guerras a lo casero que hicieron en el atentado o a poner algo en el agua.

 

-En el fondo es la superestructura económica lo que está definiendo los perfiles del momento actual a partir del comercio mundial.

-Yo diría que vos podés dedicarte al comercio mundial si no ves amenazada tu seguridad. Pero en el minuto que aparece un loco que te la amenaza, vas a pedir que exista en tu colectivo que exista alguien que se haga cargo de ese tema. Y el único que hoy existe es el Estado. Pero ojo… están apareciendo los ejércitos privados, las empresas de seguridad privada. Es que cuando el Estado se debilita, cuando se advierte que no puede hacerse cargo de algunas cosas, aparece la idea de que se puede privatizar la seguridad global. Hoy apareció esta idea y ves que El Pentágono contrata empresas para realizar los entrenamientos para proteger gasoductos en África. Ya no hay tanta gente para ser militar y morir por la patria. Se empezó a tercerizar. Allí hay una crisis, y en fondo creo que el hombre es hombre, en toda su dimensión. A todos les gusta tener un poco de plata pero antes prefiere que no los estén matando por la calle.

 

-Infiero que están fracasando lo megabloques que en algún momento se habían presentado como la garantía de seguridad, comercio, intercambio…

-Hay que ver. La OTAN o la Unión Europea se ocupan de lo que es piratería se están ocupando de las cuestiones comunes en el norte de África. Hay movimientos en conjunto. El punto es que la decisión es política. América Latina no puede ponerse como ejemplo. No existe una unidad real operativa en ninguno de los temas. Es mucho más declamativa que real. “Nosotros juntos vamos a defender los recursos naturales”… pero se descubre litio y cada uno negocia de acuerdo a sus intereses. Europa tuvo otro proceso. Es distinto y hay que ver cómo evoluciona. En varios temas funcionan en equipo y están operando juntos. Cuando hay este tipo de operaciones es porque hay intereses comunes muy fuertes. Tener cuestiones militares juntos, es distintivo. Hay también una moneda común que los une e identifica. Quizá haya un megaestado, pero es otra forma de Estado que requiere contemplar el multiculturalismo, la diversidad. Es otra manera, pero está en tensión y por algo está ganando la nueva derecha en algunos partidos en el mundo.

REVOLUCIÓN.

-¿Cómo vive el lobby del comercio mundial esta incertidumbre?

-Creo que hay cruzan varios temas. Yo creo que ahí aparece el sector financiero que es el más poderoso, que es el que mueve el juego y el que menos tocado y controlado está.

 

-Yo estoy pensando en los bienes físicos que se siguen transportando por los mismos medios.

-No estoy tan segura de eso. Vamos a ver qué pasa con el e-commerce. Ahora se está hablando de la deslocalización. Vos sabés que con las impresoras 3D se está viendo que un cilindro que antes intervenía en el proceso productivo y requería de varios países para hacer logística y transporte, ahora se imprime en el mismo lugar y no necesita transporte ni logística. El cambio en el sector laboral es otro tema. No sé cómo va a impactar eso. Estamos en el ojo de la tormenta. Yo creo que en el tema del comercio, ahora que ganó Donald Trump, está hablando del tema. Y creen que los Estados vuelven a cerrarse. La verdad es que no me parece tan fácil porque no es actor sólo el Estado. Las multinacionales son actores clave. Que es de alguna manera lo que le está pasando a Trump que cree que puede decirle que le voy a cerrar las fronteras de un día para otro. ¿Cómo es que me vas a cerrar? No es tan fácil. Tienen un gran poder –en algunos lugares más que en otros- y se convierten en un jugador clave. No es propiedad sólo de los Estados. Miremos que esto abre todo otro tema. En las organizaciones internacionales hoy ya no se ve a Estados dictando normas que se puedan aplicar; sino que se dan  acuerdos ad hoc –como en comunicaciones- donde exigís parámetros entre actores, por ejemplo las compañías privadas de guerra, donde en forma voluntaria tenés que cumplir esos parámetros. Ahora si no lo cumplís no entrás a mi puerto, no participás de tal negocio. Y ahí participa el privado, básicamente.

 

 

-¿Cómo ve a la Argentina hoy en materia de seguridad y la vulnerabilidad o no de sus fronteras?

-Me parece que los argentinos no tenemos tan claro cuál es el problema estratégico de la defensa y la seguridad. Tenemos el problema de la seguridad cotidiana, y nos importa. Está más volcado a esto. Pero para mí el problema de Latinoamérica está más vinculado a seguridad más que a defensa, porque no estamos tan amenazados por el terrorismo como otros países. El grave problema que tenemos es la delincuencia trasnacional, vinculada al narcotráfico. Eso, en realidad, como el tema del financiamiento de la política no está resuelto y el sector financiero es clave porque está metido en todos los países al punto que los grandes bancos reconocen lavado al punto que prefieren pagar multas cuantiosas que transparentar esto, y no se va para arriba el problema abarca cada más vez más y para mi es muy preocupante. Y es un enemigo distinto.

 

-¿Existe el narcoestado como concepto en la Argentina?

-Yo creo que es el narcotráfico con tentáculos en el Estado. Es fuerte hablar de narcoestado y a mí me costaría mucho decirlo. Pero vos a medida a que avanzás te das cuenta que es una pelea que no la pueda dar sólo un gobierno. Todo el espectro político debe participar. No alcanza con un gobierno. El tema del financiamiento de la política es clave, porque a ellos les sobra plata. Además la desigualdad que hay en Latinoamérica es caldo de cultivo. Cómo compite el Estado en proveer empleo contra un actor que tiene tanta plata y tanta necesidad que esa plata circule. Es imposible. El principal problema de agenda de Latinoamérica tiene que ver con eso. El Estado está débil, no está controlando nada y tenemos problemas serios. Después al tema de la defensa no se le da prioridad porque no es una amenaza. Para mí es un error, debe ser como el seguro de vida. Creo que en eso estamos en deuda.

 

-¿Cuál es su vaticinio acerca de cómo será el mundo en materia de seguridad, comunicaciones, comercio mundial en el mediano plazo?

-Creo que reinará la incertidumbre. Que la crisis de dirigencia y política en el mundo es un reto para la seguridad, porque la seguridad en esto de lo que vos decís de Hobbes tiene que ver que cuando no hay un colectivo a cargo del tema conlleva un individualismo vinculado al sálvese quien pueda. Además los problemas que tiene Latinoamérica en materia de desigualdad serán clave para definir el futuro porque se dan fenómenos como Las Maras de Centroamérica pasa porque hay gente que está fuera de todo que encuentra un lugar para tener identidad y decide jugar, y muchas veces sin considerar la plata que se les da. Le importa pertenecer a algo.

 

-¿Los conceptos de Macri y Cristina difieren o acuerdan en este punto?

-Yo no creo que haya un punto claro, no les he escuchado una visión muy clara sobre este tema. De hecho lo viví. No hay visiones de cómo hacer frente a este tema, sino más bien lo que sucede es coyuntural y eso le pasa a los políticos de todo el mundo. Las decisiones pesadas vinculadas a las drogas o a la seguridad requieren de cuestiones sensibles para pensarlas en términos estratégicos. En la época de Cristina se supone que había algunas líneas vinculadas a esto, pero estaban más dirigidas a cómo someter a los militares al mundo de la política, etc. No tenía que ver con lo estratégico. A Macri no le escuché nada en este sentido.

 

 

Estado, información y manipulación

Cuando se le consulta a María Lourdes Puente Olivera acerca de la oscilante relación entre las empresas y los estados y que pasa con la investigación y desarrollo que se realiza en el marco del mercado pero que se aplican en sociedades ella es contundente con la respuesta expresando cómo juegan los conglomerados en este esquema de I+D y el problema de la seguridad nacional. “No hay que olvidarse que la Internet nace en el Departamento de Defensa. En EE.UU. esto todavía parece estar en el límite y el Estado sigue siendo clave en materia de seguridad. Pero en comunicaciones aparecen jugando los grandes conglomerados. Acá hay dos temas: tecnología y data. Las discusiones sobre la data que tienen Google y Facebook y todas las discusiones sobre las leyes de inteligencia en Francia o EE.UU tienen que ver con esto. Qué vínculo tiene el Estado con estas organizaciones que tienen más información que el Estado. Ahora: ¿Vos le darías toda la información al Estado?”.

-Ya la tiene el Estado…

-No siempre. No todos los Estados acceden. Yo te puedo asegurar que hay jueces nuestros que le piden a Google información, y la empresa si quiere se las da, sólo si quiere. Los fiscales me contaban que hay acuerdos con Google en todos los países para dar información sólo si hay una orden de un juez, excepto en Estados Unidos. Por eso digo que depende del poder que tengas. También el poder del Estado sigue jugando. De alguna manera Google necesita que el Estado funcione para poder vender, todavía. A China le tiene que pedir permiso para entrar, todavía. Pero una vez que entra puede jugar algunas cosas. De verdad todo está planteando un intríngulis, porque toda esta información que tienen las corporaciones la usan con fines económicos, no con fines comunes del colectivo. Que lo puede disfrazar de entretenimiento, pero es un negocio. Pero todo esto genera tensión. Si sos un Estado poderoso tenés otra relación. En el tema cyber es claro. China puede decir que no entran porque son millones, porque hablan otro idioma y porque tienen fondos y tecnología para crear su propio Facebook. ¿Argentina puede hacerlo? No podemos no dejar que entre Facebook.  No tenés capacidad tecnológica ni siquiera para hacer algo alternativo.  La empresa que maneja Whattsapp quiere entrar a China, y entonces les acepta todas las condiciones. A Argentina le puede decir otras cosas, dependiendo del poder país, y aquí es clave la capacidad tecnológica. En los clubes nuevos (club nuclear, club satelital) que Argentina está participando, sino tenés capacidad no podés hablar, te imponen las decisiones, y por eso es tan estratégico mantener esas condiciones. Acá hay muchos que prefieren comprar radares que hacerlos, pero eso te condiciona tecnológicamente.

 

 

Una salida ruidosa

Siendo aún directora nacional de Inteligencia Estratégica Militar, Lourdes Puente Olivera fue mencionada en un artículo del periodista Horacio Verbitsky en su columna dominical en Página 12, medio afín al gobierno kirchnerista y con buena información interna sobre el gobierno de Cristina donde establece una relación causal entre su pasado como personal de inteligencia de la Armada (fue analista internacional) y la supuesta flexibilidad de Puricelli para aceptar la decisión de los marinos de modificar el itinerario de la fragata y llegar a Ghana, donde fue retenida. Eso le generó la salida del gobierno sin cabildeos. Cinco años después, Dos Florines la consulta sobre el episodio y ella no parece guardar rencores y analiza el episodio sin mayores vueltas. “No encontré a muchos que lo notaran y diría que nadie se dio cuenta, más allá de los que estamos en el mundillo. Lo que me da pena de esa etapa es darme cuenta que no se puede construir nada vinculado a eso. La Inteligencia en Argentina no existe como debería existir. Ese fue mi intento. Me da como nostalgia que se podría haber hecho algo más, es como la sensación de algo inconcluso. Pero más allá de todo tengo una sensación de que ese es mi lugar”, responde la ex funcionaria.

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