AL DÍA

Cómo emprender desde el humor en Paraná y no morir en el intento

Jairo Federico Mio va más allá de su historia personal y su relación con el humor y esta vez se anima a contar las vicisitudes de crear un emprendimiento a partir del stand up. En épocas donde hacer reír cuesta, el joven paranaense detalla con su particular tono jocoso los desafíos de organizar eventos de comedia en la ciudad, la falta de bares y la informalidad de emprender cultura, el reparto de las ganancias entre amigos, el vínculo necesario con Buenos Aires y las ganas de generar una movida diferente en esta capital de provincia.

Nahuel Amore | DOS FLORINES


Emprender es siempre una tarea difícil y más aún en lugares como Paraná donde ser empleado público es prácticamente parte del ADN cultural de los ciudadanos. Pero mucho más complejo es comenzar con un emprendimiento innovador cuando todavía hay condiciones inevitablemente necesarias por crear y desarrollar.
No obstante, ese vacío existencial se puede transformar en tierra fértil si hay personas con voluntad y capacidad para proponer y realizar. Tal es el caso de Jairo Federico Mio, un conocido joven paranaense que promovió la movida del stand up en la ciudad y hoy apuesta a generar nuevas propuestas culturales.
Allá por mayo de 2014 hizo su primera presentación y desde entonces no paró, a pesar de las ideas y vueltas de la vida. En un diálogo exclusivo con DOS FLORINES, “Jairoskita” pone en palabras las dificultades y desafíos que implica emprender desde el humor, en épocas donde pagar para reír es un placer que no pocos piensan dos veces.
Hoy tiene un trabajo por fuera que lo mantiene, pero reconoce haber vivido de lo que ama. Dice que para emprender es mejor estar acompañado y por eso con amigos creó una productora para impulsar eventos de este tipo en una ciudad que, cuestiona, no tiene al bar como un espacio de consumo cultural. A pesar de todo, nunca muere en el intento.

—¿Se puede vivir del stand up?
—Claramente sí. Fue una utopía mía en algún momento plantear el hecho de poder hacerlo acá. Digo una utopía porque lo veo en perspectiva hacia atrás y me doy cuenta de que era bastante complicado. En su momento llegué a vivir del stand up. Hace dos años o un año y medio, laburando bien, haciendo un show por mes medianamente grande y haciendo otros más chicos, podía llegar a tener ingresos como para vivir.

PRODUCTORA.
—¿Cómo diste ese salto y cuándo pudiste lograrlo?

—Casi todo el modelo de negocio en Paraná fue con una productora que formamos con amigos. Pero te cuento cómo comenzó la historia. En 2014 terminé un curso de stand up en Buenos Aires y volví con ganas de hacer algo acá. Pero no había bares ni comediantes que hicieran stand up, estaba solo a la buena de Dios, con ganas de hacer comedia. No sabía cómo encarar ningún proyecto porque nadie te enseña a emprender y menos movidas artísticas. Y hasta que contacté a un amigo que tiene un bar, le dije lo que quería hacer y que tenía un par de amigos de Santa Fe como para hacer un show. El loco me dijo que contaba con el espacio y ahí empecé, haciéndolo a la gorra. Por suerte funcionó bien. Pero me di cuenta de que a la gorra no se podía sostener ningún tipo de idea de vivir de eso o llevar a cabo algo más grande.

—Es muy imprevisible…
—Está bueno cuando tenés algo nuevo que mostrar o cuando es algo experimental. Pero como era algo nuevo, me di cuenta de que a la gente le costaba preciarlo, no sabía cuánto valía y no tenía un parámetro de referencia. Entonces empecé a cobrar una entrada, módica, pero a cobrar. Luego quedó en el aire la idea por un mes y hasta que me contactó una conocida de Buenos Aires con quien había hecho un show, Agustina Aguilar, y que justo venía para la Fiesta de Disfraces de 2014. Ahí le dimos para adelante y hablé con el dueño del bar La Copa, que en su momento era un lugar que tenía una movida artística pero no relacionada con la comedia. Le fui con la propuesta y con dos amigos. No quería ir solo, porque capaz que se me empezaba a desbordar.

—Para empezar siempre necesitás un acompañamiento…
—Sí. Aunque no participen en el cien por ciento en toda la actividad de la producción, por lo menos que estén ligados a algo, sobre todo cuando recién arrancás donde varios ojos ven más que dos. Y bueno, fuimos con la propuesta y al dueño del bar le re copó. Le mentimos diciendo que iba a ir un montón de gente, pero sólo lo suponíamos. La verdad es que nos salió bien porque hubo 150 personas. Ahí fue que dijimos que había gente que quería ver stand up, más allá de que fue un buen día. Entonces empezamos a poner el ojo en la idea de empezar a ver si se podía mostrar esto. Teníamos ya el endulce de que había salido bien y la chica se fue con la idea de que en Paraná empezó a haber algo. Desde 2014 a esta parte, con altibajos, no hemos parado.

—¿Cómo empezaron a organizarse con la productora y por dónde fueron?
—La fórmula de la productora siempre fue yo como presentador y algún comediante de Capital como plato fuerte para mostrar stand up en Paraná, algo que no se veía. Luego empezaron a llegar otras productoras, pero en el momento no había nada. Desde 2014 a esta parte, hemos hecho shows en distintos bares de Paraná, con La Copa como la meca de la comedia. De todos modos, cada vez hay menos bares u otros espacios similares que sirvan para hacer stand up.

—De todos los recursos necesarios, ¿es el lugar el más complicado?
— En otro momento te hubiese dicho el aparato de prensa o la logística. Pero hoy por hoy es el lugar, sí. El paranaense nunca fue del bar en cuanto a su consumo cultural de noche; lo que hace es ir al boliche o sale a comer, pero en el medio hay un limbo. Por ahí creo que falta la iniciativa de la Municipalidad para incentivar la movida de bares.

EL ESTADO.
—¿Creés que tiene que ver con una cuestión estatal o porque no es negocio poner un bar con estas características?

—No sé, lo comparo con Santa Fe donde por ejemplo está la veda en los kioscos que pueden vender alcohol sólo hasta las 12 de la noche. Eso ha incentivado la movida de bares. Quizá fue una casualidad que funcionó así en Santa Fe. Ahora veo un auge en Paraná con la cerveza artesanal, pero el bar como consumo cultural todavía no se incentivó.

—¿Cuánto has necesitado del Estado para emprender?
—En lo personal siempre le escapé. No es que se negaron, sino que no lo busqué mucho. Siempre preferí la autogestión o hacer movidas por mi lado. Me mantuve en el sector privado porque me sentía más cómodo, además de la dificultad de poder facturarle al sector público y otros papeles que tenés que tener. Nosotros siempre hacíamos todo de onda y por eso le escapamos.

—En este sentido, ¿todo es informal o llega un punto en que es imposible?
—En las movidas artísticas creo que hay un porcentaje bastante alto de informalidad. No sé si es por la propia bohemia o si es porque se hace en la noche que tiende a cierta clandestinidad. En mi caso, si bien en su momento no renegué, a lo último cuando empezamos a hacer shows bastante grandes, sí empecé a renegar un poco pensando en que pase algo o con la intención de empezar a crecer. La idea de crecer implica formalizar. Es como en una pareja, cuando estás de novio y querés crecer, empezás a pensar en casarte. Entonces, yo formalicé mi parte y le di el aval legal al resto. Si había que facturar, lo hacía yo como monotributista.

PRODUCCIÓN.
—A la hora de crear humor, ¿cuánto hay de bohemia y cuánto de necesidad de producir para cumplir con esta lógica de negocio?

—Cuando estaba casi viviendo de esto, todas las semanas tenía 10 minutos nuevos de algo para estrenar. Para mucha gente que ya había ido a un show y volvía, tenía que tener algo nuevo. Si no te lo decían, en mi cabeza sabía que no le podía dar lo mismo al público. Hoy por hoy estamos con un show mensual de comediantes de afuera y también trato de probar cosas nuevas. Si no te morís de hambre, te podés dar el lujo de llevar lo mejor y probar.

—¿Qué proyección tienen del stand up en Paraná?
—Nuestra idea, que ya la estamos llevando a cabo entre los cuatro que estamos en la producción, es tener un show grande con comediantes de Capital, uno por mes al menos. Es un producto que, manejado bien, puede ser bien redituable y que genera esta idea de que la gente vaya a ver algo que va a cambiar. Si es posible, hay que aumentar la cantidad de shows. Además, siempre agregamos un producto local que es mi unipersonal o bien con Matías Domínguez, que lo hacemos juntos. La idea también es llevarlo al interior de la provincia. Hemos tenido buenas experiencias en Crespo, Feliciano, Federación, incluso dentro de Santa Fe. Es decir, estamos con esta idea de una expansión tímida, pero una expansión al fin. Si bien está difícil la calle, la gente a la hora de ver humor se juega a pleno, al que conoce, que conoce de Capital.

NÚMEROS.
—Con este tipo de shows, ¿cuánto es lo máximo que se puede ganar en un show?

—Lo máximo que tuvimos este año fue un show que hicimos con Nicolás de Tracy, un comediante bastante conocido. Fue en mayo en La Vieja Usina. Con las anticipadas que largamos lo llenamos con 220 personas. Hablamos para ver si podíamos hacer una segunda función al término de la otra y la hicimos. Entonces, esa noche hubo casi 500 personas y fue una locura. Fue el tope máximo de ganancias y habíamos ido a un buen porcentaje con la productora de Capital, cercano al 60/40%. Así que limpios para la producción nos había quedado entre 15 y 20 mil pesos. Pero son casos excepcionales con comediantes que tienen un público cautivo, que los va a ver a ellos.

—Entre ustedes, ¿todos son iguales a la hora de repartir?
—En realidad, yo y otra persona somos los que repartimos la mayor cantidad de ganancia porque somos los que estamos en absolutamente todo. Pero la noche del show, si se llama a un amigo para colaborar, se le paga en función de cómo nos fue y a veces un poco más. Siempre nos manejamos entre amigos, más allá de que en materia de números tratamos de ser serios. Pero nunca tuvimos una rispidez. En las cuestiones artísticas es medio un cambalache y tampoco sabés qué puede pasar.

—¿Qué le dirías a quien quiere empezar a emprender desde el humor?
—Lo principal es que te apasione lo que hagas. Suena re trillado, pero creo que en mi caso se aplicó perfecto. Yo amo la comedia, me encanta hacer y ver comedia. La idea de emprender esto fue una necesidad no sólo de actuar sino de ver comedia. Venían muy pocos shows acá. Al principio seguramente vas a arrancar no sabiendo cómo ganar dinero con lo que te apasiona, pero si lográs ganar dinero, sin que sea una locura pero que te ayude a vivir, claramente vas a vivir un poco mejor porque te gusta. Si lográs llegar a vivir de lo que te gusta, es el cielo. Es difícil, pero se puede. Hay que ajustar un par de variables o ver cómo nos ajustamos al cambio de paradigma de convocatoria. Hoy por hoy hay pocos lugares y por eso hay que ver cómo cambiamos la cabeza los emprendedores de la noche. Sobre todo, la idea es arrancar, no importa con qué y si es posible, con amigos.

EL DATO
– 9.000
seguidores tiene @Jairoskita en Instagram

Administrar las redes sociales y la necesidad de “ganar la calle”
Jairo Federico Mio está a una tesis para recibirse de licenciado en Comunicación Social y por eso sabe perfectamente la importancia que cobran las redes sociales a la hora de llevar a cabo la convocatoria para los shows. De todas ellas, entiende que Facebook e Instagram son las que mejor llegada tienen al público, ya que permiten publicitar por segmentos específicos. 
En este sentido, Jairoskita reconoce ser “un enfermo” del análisis de las estadísticas. “Me quedo leyendo horas y horas qué público funcionó mejor”, acota, y revela: “Tratamos de ver qué producciones artísticas pueden hacer que el ojo de una persona se quede más engatusado. Por eso ahora estamos haciendo un video gracioso que tenga que ver con el show, para que no sea una publicidad ortodoxa sino un chiste la propia difusión”.
No obstante, en momentos en los que resulta cada vez más difícil atraer al público, vuelve a ser necesario “ganar la calle” con volantes. “Hoy creo que es un 50 y 50%. En su momento era casi un 80 y 20%. Casi que no hacíamos afiches porque no los necesitábamos. Después, necesitamos ganar la calle, con la idea de volantear, tanto yo como un equipo de volanteros. Siempre tratamos de administrar los pocos recursos de la mejor manera”, sostuvo.

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