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Un Etchevehere “progresista” sorprendió a los empresarios en Colón

El recientemente designado al frente de la Cartera de Agroindustria de la Nación fue la figura central de la actividad realizada ayer por el Consejo Empresario de Entre Ríos, en el Hotel Quirinale de la ciudad de Colón, y se movió con soltura y solvencia –fue presentado por la vicepresidenta Noelia zapata como un miembro fundador del CEER-, tuvo definiciones contundentes sobre temas sensibles y hasta por momentos pareció dirsruptivo con su historia en posiciones sobre antidevaluación y competitividad sistémica y sorpresivo en austeridad y transparencia. Mostró un cambio conceptual en su plataforma ideológica en expresiones como la necesidad de “bajar la inflación para cuidar el salario de los trabajadores”.  Gustavo Sánchez Romero / Dos Florines

 

En una actividad donde –impensadamente apenas algunos meses atrás- el apellido Etchevehere fue preponderantemente protagonista dentro de lo más granado del empresariado entrerriano, el Consejo Empresario cerró el año con dos jornadas de trabajo que incluyeron la cena de fin de año, la puesta en valor de sus comisiones y una serie de paneles donde lo más jugoso estuvo dado por la presencia del director nacional de Promoción de Empleo de la Nación, Juan Furnari, y el flamante titular de la Cartera de Agroindustria. Juan Diego Etchevehere –a la sazón presidente de la entidad- abrió la actividad el sábado a la mañana en el octavo piso del hotel Quirinale de la ciudad de Colón. La mañana se presentó con la amenaza de un florilegio de manifestantes ambientalistas que protestaban en la puerta contra la posición del ministro en materia de agroquímicos, que finalmente fue una pacífica volanteada ante un marco importante con casi 200 hombres de negocios, dirigentes y algunos funcionarios. Eduardo Lauritto y Mariano Rebord fueron las caras más importantes vinculadas al oficialismo provincial. También Sergio Varisco fue de la partida. En la agenda de la actividad que se denominó “De la visión a la acción 2018” estaba anunciada la ministra Laura Stratta, pero no estuvo en la mesa principal frente al río Uruguay.

De modo que más allá de la cordial –según la definieron fuentes presentes- reunión que el ministro Etchevehere mantuvo en privado previamente con sectores productivos locales donde recibió algunas demandas importantes, especialmente del campo y la citricultura, y de la presencia del agrupamiento ambiental, nada hizo mella en su sonrisa que la mantuvo todo el tiempo. Preparó una disertación que duró unos 20 minutos donde definió los ejes de lo que será su gestión y plantó bandera en aspectos sensibles mostrándose más como un socialdemócrata europeo que como un hombre al que siempre se lo vinculó a los intereses de los que los historiadores llaman la patria ganadera o la oligarquía agropecuaria.

“En Buenos Aires dicen que el principal motivo por el que Macri lo nombró como ministro es que hoy por hoy es el único que tiene la cara para decirle a los empresarios que no habrá devaluación y que la política económica no se toca”, confió un referente de la entidad empresaria a DOS FLORINES.

Pero no sólo le dijo que no habrá devaluación –por si algún trasnochado seguía aspirando a esa posibilidad-, sino que les advirtió que no se moverá un tranco de pollo del camino del gradualismo apuntalado por Mauricio Macri, que el camino sigue siendo el de ganar competitividad sistémica bajando costos en toda la cadena, que habrá que pagar impuestos religiosamente, y que las tasas seguirán alta porque la madre de las batallas es la que se da contra la inflación.

Con una soltura mágica habló en primera persona de transparencia y eficiencia ante empresarios de éxito internacional como Gabriel Bourdin o el anfitrión Raúl Marsó que hicieron de estos valores un culto insoslayable, y hasta les mostró la senda de la organización: “Si vienen a pedir cosas al gobierno en forma desorganizada no se logrará nada; por lo que es necesaria que toda la cadena se organice, discuta los puntos que necesita y vengan con una posición unificada como pasa con otros sectores y las cosas marcharán más rápidas y seguras con el aval del Presidente. Si por el contrario cada eslabón llega con su pedido puntual no se podrá lograr demasiado y la apuesta es al consenso interno”, describió pedagógicamente el funcionario nacional.

En este punto resulta difícil imaginarse a los tamberos del campo adentro entrerriano que proveen a las cooperativas que dirige Daniel Kindebaluc o los tambos que asisten a Eduardo Tonutti llegar a Balcarce 50 de la mano de Alfredo Coto para lograr políticas que mejoren la competitividad y eliminen asimetrías en la cadena láctea. Sin embargo, el funcionario nacional pareció decidido a “correr por izquierda”.

 

EJES.

Luis Miguel –que saludó a todos amablemente y escuchó todas las voces que buscaban contarle sus desesperanzas- aprovechó la exposición para definir los ejes de su gestión, y apuntaló tres puntos.

El funcionario dijo puntualmente que su gestión se ubicará abiertamente en el marco de la política que está llevando adelante el gobierno nacional  en cuanto a estabilizar la moneda para “ganar la madre de las batallas que es bajar la inflación, que es lo primero que tenemos que debemos hacer para cuidar el salario de los trabajadores”.

También habló de mejorar la infraestructura para que “nuestros productores transporten de una manera segura y a bajo costo, y que ayude a mitigar los excesos del cambio climático. Las obras que se hagan que se hagan serán para sacar el agua pero también para hacer reservorios para cuando el agua pueda faltar”. Habló del potencial acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea y selló su visión sobre la competitividad neta, es decir –en buen romance- que se trabajará duro para ganar mercados para la agroindustria local, pero se dejarán abiertas las fronteras para el ingreso de productos de otros países, y será con competitividad interna con la que los cerdos entrerrianos, por ejemplo, deberán competir con los daneses.

También apostó a que el reciente pacto fiscal firmado por las provincias y la Nación traiga finalmente un deshago impositivo para los empresarios y embistió contra el impuesto entrerriano que grava la nómina salarial, considerándolo inconcebible y antediluviano. “Cómo es posible que aquel que invierte y genera trabajo sea castigado con un impuesto”, se preguntó.

Los ejes de su gestión podrían resumirse en tres puntos concretos –según dijo- empezando por “facilitarle la vida a los productores y a la agroindustria ya que en la medida que se va cumpliendo con lo de estabilizar la moneda, bajar la inflación e impuestos, hay que sacarle la maraña de cosa que hoy le cuesta tiempo y dinero al que produce y muchas veces es su principal enemigo. Hoy ustedes invierten 52 mil millones de dólares. Son los verdaderos inversores nacionales. El 89 % de la plata que ganan la gastan en los pueblos y por eso hacen un gran aporte a la economía argentina”, subrayó. Pero a Dios rogando y con el palo dando. “Los tratan mal, con intimaciones, persecuciones. Hay que hacerle la vida fácil. Pero esto no quiere decir que no debe haber controles. El que incumpla la ley debe pagar, porque no habrá funcionario o amigo que lo podrá defender. La confianza no puede ser violada”, dijo interpelando a la audiencia del salón del octavo piso del hotel.

En este segmento de su discurso destacó algunos actos realizados en sus primeros días. “Vamos a apostar a las Mesas de Competitividad para seguir con el impulso. Ya lo hicimos con la mesa de ganados y carnes. Vamos a tener la quinta reunión con el Presidente de la Nación, y hemos avanzados muchísimos en reintegros. Tuvimos la segunda reunión con la mesa foresto industrial. Bajamos los costos de salida del puerto en Argentina, cuando en Chile es cinco veces menos. Cuando están todos los eslabones en la misma mesa, que se hayan puesto de acuerdo en lo que quieren y en la misma mesa, estarán todos los funcionarios incluido el Presidente, porque eso rinde. Si no sería fragmentario y caótico. El primer trabajo es interno en cada una de las cadenas, pero no tiene que faltar nadie. Tienen que estar los chicos y los grandes, los gremios, todo lo que tengan que ver con la cadena y con un vocero y un coordinador -bien específicos y bien técnicos-. Las generalidades y la teoría ya no alcanzan. A todas las mesas que vengan con esta premisa le vamos a dar prioridad”, describió abrazado al pragmatismo militante.

Seguidamente, Luis Miguel habló de los mercados y la política de comercio internacional. Versó sobre la necesidad de utilizar la mayor inteligencia y que no está fácil porque nadie quiere resignar valor y empleo. “Nuestros productos son muy buenos, tenemos que trabajar en competitividad para que lleguen a valores competitivos y eso lo tenemos que hacer en conjunto. En el mundo nos dicen que es muy bueno que hayamos vuelto, que nos estaban extrañando y piden que le proveamos de alimentos. Pero también nos preguntan qué le vamos a comprar a ellos. Les compramos si nos compran. Ahí hay dos caminos; un camino sin comercio, el otro estar suficientemente competitivos para poder vender y ser competitivos para que en nuestro mercado no nos afecte la compra de otros productos. El caso del cerdo es un buen ejemplo para poder trabajar”.

 

VALORES.

Con gran firmeza y determinación ante un público que lo escuchó expectante, el ministro de Agroindustria dijo que trabajará en un marco de “eficiencia”. Dijo que les pidió a sus funcionarios, como servidores públicos, que trabajen “en un marco de gran austeridad para ser exigentes en cada peso que tengamos que poner. Es fácil así. Los dineros, los planes, las financiaciones. Y sobre todo a los que más los necesiten, de poder llevar la asistencia. Pero debemos ser supertransparentes y exigentes para que rinda de verdad con cada peso que ponga el Estado nacional. Eso también hace a la competitividad”, expresó ante la presencia de muchas entidades del campo que estuvieron presentes y que antes cuestionaron la forma en que sus empresas familiares se manejaron con la asistencia del Estado.

Pero también se mostró muy entusiasmado con una agenda muy intensa y describió que en el marco del encuentro del G20 y de las relaciones con la OMC, muchos países pidieron audiencia para reunirse porque quieren estrechar relaciones o profundizar o comenzar relaciones con la Argentina. En los próximos debates se pondrá en discusión el tema de los subsidios, reseñó.

Un par de preguntas de empresarios le dieron cierre al encuentro sobre el filo del mediodía, y el ministro Etchevehere aprovechó para profundizar sus conceptos. Allí dijo que “venimos de un período terrible. Con estas reglas hay muchas mejores condiciones para lograr empleo privado de  calidad. A ustedes no hay explicarle nada. Cuando el arancel que tenés baja a cero te ponés a trabajar y a los dos segundos llega el banco que siempre te presta plata cuando no la necesitás y te pregunta cuánta necesitas ahora y así se empieza a andar”, expresó ante el auditorio que tenía como parte a Miguel Malatesta, presidente del Banco de Entre Ríos y se llegó hasta la costa del Uruguay.

Finalmente, demostrando que está en la misma sintonía que el presidente de la Nación, y ante un reclamo por más austeridad de parte de un empresario, Luis Miguel fue contundente para cerrar su participación. “Mientras que se estabiliza a la moneda, y esa es la gran batalla de la inflación, y con las tasas de interés actuales, insistiremos en la competitividad estructural. Y si logramos mejorar costos lograremos mucho mientras avanzamos a un tipo de cambio competitivo. Tenemos superpresente que solamente devaluando terminamos como todos sabemos. Se licuan los salarios y sólo dura seis meses. Sacando aduanas, mejorando transportes, con el pacto fiscal avanzaremos. Pero hay algo importante como el aporte patronal. Está el caso del citrus. Competimos con Sudáfrica que tiene 2.5 de aporte patronal, y nosotros tenemos 32%. A esto hay que discutirlo en el Congreso cuando llegue el momento”, concluyó. Todos los aplaudieron y avanzaron hacia el lunch donde se pudo ver que la representación del empresariado provincial realmente fue importante.

Luis Miguel mostró a todos que pasó de la Generación del ´80 a Siglo XXI sin escala previa. Juan Diego y su hermano ministro se cuidaron de no mostrarse tanto juntos, no sea cosa que algún malintencionado fotógrafo los retrate delante de muchos de los empresarios les sigue costando ver lo que ven. Pero que esto no resulta extemporáneo para la provincia, donde no encuentra solución de continuidad la tradición que tuvo al bisabuelo Luis Lorenzo como gobernador en la década del ’30 -fundador del Banco de Entre Ríos y el Jockey Club-, al abuelo Arturo Julio como exitoso refundador de El Diario, a Luis Félix, siete veces presidente de Adepa y furibundo defensor de la libertad de prensa, y hoy son ellos los que ocupan gran parte de el tapete de la política provincial y nacional.

Por el trabajo de las comisiones y los paneles, en Colón el cierre anual fue considerado un éxito.

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