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Los números de Vialidad y el desafío de recuperar caminos, con recursos en crisis

“En dos meses y medio arreglamos 7.000 kilómetros de caminos productivos”, destacó su director Exequiel Donda, quien junto a Alfredo Bel buscan cambiarle la cara de la “desidia” al organismo. Trazaron los ejes prioritarios y plantearon los enormes desafíos en momentos que “no hay plata”. Nahuel Amore

Exequiel Donda y Alfredo Bel son el número uno y el dos de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) desde que asumió Rogelio Frigerio la gobernación de Entre Ríos, tras 20 años de peronismo. El exintendente de San Benito y el histórico dirigente de Federación Agraria asumieron la enorme tarea de conducir un organismo que arrastra consigo una de las peores imágenes para vecinos, productores y empresarios, pero con la responsabilidad ineludible de que la provincia sea transitable para sus comunidades y actividades productivas.

En esta coyuntura, el diagnóstico es extremadamente complejo. Esta dependencia del Estado, que cuenta hoy con unos 1.650 empleados, sufre el fuerte impacto de la falta de financiamiento ya no sólo para obras nuevas o proyectos que quedaron paralizados, sino para realizar los trabajos de mantenimiento necesarios. A pesar de los escasos recursos, Donda y Bel celebran que “en dos meses y medio arreglamos 7.000 kilómetros de caminos productivos”, según expresaron a DOS FLORINES.

A la realidad de Vialidad Provincial se suman otros condimentos que marcan el pulso en tiempos de crisis. La deuda en obras viales reconocida al cierre de 2023 asciende a 12.000 millones de pesos y representa más de la mitad del pasivo reconocido por el gobernador ante las empresas constructoras. Se trata de una cifra prácticamente idéntica al presupuesto anual del organismo, pero que no alcanza a cubrir siquiera los trabajos elementales y los obliga a redoblar los esfuerzos de austeridad y buscar sinergia con otros actores.

De toda la obra pública, las viales son por naturaleza las más caras y por ello nunca es suficiente el dinero. Según estimaron, se necesitarían 113 millones de dólares en el año para poner a punto todos los caminos naturales de la provincia y, si se quisiera transformarlos a caminos de ripio, la inversión aproximada treparía a 2.578 millones de dólares. Además, si se propusiera recuperar la red primaria, secundaria y terciaria, la inversión necesaria ascendería a 811 millones de dólares.

Frente a este panorama, los funcionarios ponen en valor el trabajo de ordenamiento que están llevando a cabo para cambiar la cara de la “desidia”, como en múltiples ocasiones fue tildada la DPV, incluso con mayor sintonía con los sectores productivos. Esa labor incluye la puesta a punto de la maquinaria útil, el descarte de la chatarrería, las gestiones de las zonales, la organización del personal y hasta un cambio en cada uno de los procesos, que por ahora exigen cientos de hojas por cada expediente.

Herencia

—¿Finalizó la etapa de diagnóstico? ¿Cuál es hoy el estado de situación, a casi tres meses de haber asumido?

—ED: El diagnóstico no terminó, porque siguen apareciendo cosas como el estado de la trama vial, el estado de la maquinaria. Sí tenemos el estado de situación de las deudas y ya estamos en la etapa de firmar los acuerdos, en el marco del acuerdo general realizado por el Gobierno con respecto a la obra pública. Quedan deudas que habrá que afrontar. En los próximos meses veremos cómo evoluciona la economía. Tenemos esperanza de que en unos meses comencemos a mejorar. A las obras las tenemos a todas neutralizadas formalmente. Hay que aclarar que estaban paralizadas antes de que asumiéramos; no había obras en ejecución y estaban con problemas de deuda, de financiamiento y cuestionamientos legales. De hecho, el día que asumimos recibimos uno de los embargos de las cuentas que Vialidad. Era una situación muy compleja y no había ninguna obra normal; todas tenían problemas complejos en la ejecución como la inversión.

—Quiere decir que la falta de financiamiento es quizá el punto más crítico…

—ED: Esto se generó por comprometerse a ejecutar obras por las cuales no se tenía un financiamiento. De hecho, dimos de baja licitaciones que estaban en proceso, que de ninguna manera podían salir adelante porque no tenían un centavo de respaldo financiero. Es decir, no había siquiera para las que estaban en ejecución y mucho menos para comprometerse a más obras. Creo que eso fue una irresponsabilidad que genera muchos problemas y muchos costos al Estado.

—¿Cuál es la deuda reconocida en obras viales?

—ED: Los certificados, cuando se emiten y son válidos, vencen a los 60 días. Con lo cual, había certificados que vencieron o están venciendo con posterioridad. Lo que se cerró es lo que tenía orden de pago al 31 de diciembre de 2023. En toda la obra pública, rondaba en los 12.000 millones de pesos. Una parte quedó afuera de este primer acuerdo y va a ser objeto de acuerdos y pagos posteriores. Esto fue acordado con las empresas representadas por la Cámara de la Construcción.

—¿Cómo se encara el año con este panorama?

—ED: Encontramos muchísimos problemas en cuanto a procesos que estamos tratando de llevar adelante. Obviamente esperamos que la situación financiera cambie. A la fecha hemos superado los 7.000 kilómetros de caminos recuperados a través de las zonales y la trama vial rural. Faltan 18.000 todavía, con lo cual hay mucho por hacer. Destacamos el trabajo del personal de las zonales, administrativo y de los talleres que permitieron la reparación de estos caminos en dos meses y medio. Necesariamente hay otras cosas en las cuales es imprescindible que haya inversión.

—¿Qué obras importantes quedaron neutralizadas?

—ED: Algunas quedaron neutralizadas formalmente, como la Ruta 20 y también la Ruta 23 que estaba en conflicto con un proceso mediatorio; mientras que las demás estaban neutralizadas de hecho.

—AB: El tema es que son dos obras que estaban con financiamiento externo. La 20 de Vialidad Nacional y la 23 de un Fondo Fiduciario, por lo cual era lo único que teníamos expectativas de que se pudiera sostener porque el resto de las 17 obras estaban con financiamiento provincial que hoy es imposible de asumir sin recursos.

—ED: El tema es poder destrabar también el financiamiento internacional en algunas obras que quedaron paralizadas. Por eso, una cuestión muy compleja refiere a los procedimientos de cómo se llevaban adelante. Eso es lo que intentamos también corregir para poder funcionar. Esto es parte de irresponsabilidades, no sólo de licitar obras y comprometerse con lo que no se tenía, sino también de ineficiencias en la ejecución de aquellos casos donde el financiamiento estaba y no se lograba el pago. Una cosa es no pagar porque no se tiene dinero y otra es no pagar teniendo el dinero.

Relación con sectores productivos

—¿Hay alguna zona de la provincia que demande mayor intervención de Vialidad por pedido de vecinos y productores?

—ED: Sí, y lo hemos hecho. Pasó en la zona del arroz. Parte de San Salvador y Villaguay fue lo primero que hicimos por la cosecha. Fortalecimos con maquinaria desde otras zonales, de Paraná incluso, y atendimos esa urgencia. El problema es que cuando salís de eso, todo es urgente. Hoy hay producción en toda la provincia y todos necesitan salir. Estamos tratando de atender los caminos principales. Para esto comenzamos a poner en funcionamiento un consejo consultivo para dialogar con las personas del sector y los vecinos, no sólo para tomar decisiones de qué hacer sino también de que sea colaborativo en el trabajo, en el control, en escuchar las opiniones y hacer aportes positivos.

—AB: Doy un ejemplo. Estábamos devastados; tubos de alcantarillas no hay. Entonces, todo lo que se hizo fue con aportes de juntas de gobierno, comunas y productores que ponían los tubos y nosotros los instalábamos con la maquinaria. Todas las alcantarillas que se recuperaron fueron con trabajo compartido. Vialidad sí tiene la posibilidad de tener las máquinas y lo que nos ha permitido llegar a estos 7.000 kilómetros es un convenio que hay con YPF para manejar la tarjeta de carga de combustibles. Eso permite ser auditado y saber cuánto se cargó, dónde y a qué hora. Estamos haciendo muchos controles de auditoría para evitar estas cuestiones que se daban en el diagnóstico. Con eso, las máquinas y nuevos jefes, podemos hacer esto. Por otro lado, estamos haciendo un enlace desde Racedo a la Ruta 12 con aportes de Grupo Motta y la comuna que nos permiten afirmar un camino de 12 kilómetros. Nosotros ponemos personal y maquinaria.

—Se vienen los meses de cosecha gruesa, ¿hay un trabajo proyectado para dejar en condiciones los principales caminos?

—AB: En cada zonal ya se tiene hecho el esquema. Los jefes zonales son todos relacionados con la actividad productiva y lo tienen claro. El tema es cómo lo podemos atender, frente a las condiciones climáticas, entre otros factores. El lunes nos vamos a juntar con todos los actores de la cadena agrícola en la Mesa de Enlace para plantear que no queremos sobrecarga. Vamos a hacer un esfuerzo para controlar y no se rompa lo poco que se ha hecho. A su vez, hay mucha coordinación para saber dónde se generan las crisis. Como era tan atrasado lo que teníamos, hay un trabajo diagramado por zonal, pero también hay un plan de emergencia.

—ED: A las zonas las tenemos identificadas, pero se quiere trabajar más formal y profesionalmente. Para esto necesitamos información. Estamos armando un sistema de GIS, de geoposicionamiento territorial, para la producción. Queremos formalmente tener registrados los momentos, las cantidades y el tránsito para ser más precisos y eficientes. Hoy lo estamos haciendo por el conocimiento que se tiene de la gente del sector en cada zonal, de hecho cada jefe es del lugar y lo conoce, lo cual también le genera más responsabilidad.

—Históricamente Vialidad Provincial tuvo muy mala imagen de los sectores productivos, ¿cómo cree que se va a romper un poco esa mirada?

—ED: Primero, con los hechos. Alfredo es muy importante por el conocimiento que tiene de las personas del sector. A cada lugar que vamos, lo conocen y saben de la clase de persona que es. En lo personal, no es sólo lo que digo sino lo que he hecho cuando me tocó estar en la ciudad de San Benito. Hoy podemos decir que pudimos arreglar 7.000 kilómetros de caminos con muy pocos recursos, con los mismos de antes. Prácticamente no se hacía nada y nosotros en dos meses y medio hicimos un tercio de los caminos productivos.

—AB: Adentro de Vialidad había muchos mitos. Algunos sectores se planteaban como que eran cucos y había que tener cuidado. Pero cuando nos pusimos a charlar con la gente, te dabas cuenta de que necesitaban que los escuches y darles las mínimas condiciones para que trabajen. Son actores que tienen capacidad para responder y mostrar que se pueden hacer bien las cosas. No está todo mal, hay cosas que se rescatan. Quizá sí haya sectores que estén con una inercia o dinámica con ciertos vicios. Pero el grueso de la gente se ha puesto en sintonía de la gestión, que es abierta, transparente, con vocación de mejorar las cosas. No es tan difícil.

Des-financiamiento

—¿Qué observaron del relevamiento de puentes en Entre Ríos y qué trabajo prevén realizar?

—ED: Eso es parte de las complejidades y desafíos que tenemos porque es una de las cosas que necesitan sí o sí de inversión. Se están haciendo los que hay; hay proyectos que se está avanzando para licitar y hay otros pedidos de tramitaciones desde hace varios años y están caídos. Tuvimos un problema con uno de los puentes a Ibicuy que estaba en una situación crítica. El problema es la cuestión económica de la provincia que esperamos se va a mejorar. Se necesita de una inversión importante que no hay forma de soslayar.

—Quiere decir que en momentos de “no hay plata”, Vialidad sufre del desfinanciamiento, a sabiendas de que son las obras más onerosas.

—ED: Absolutamente, porque los fondos propios que le ingresan directamente a Vialidad muy chicos. No sé si llegaremos este año a 11.000 o 12.000 millones de pesos, dependiendo de si se aprueba el aumento del porcentaje que sale del Inmobiliario Rural y el aumento de los impuestos a los combustibles. En las obras que tenemos neutralizadas, si las comenzamos a un ritmo normal, necesitaríamos más de 130.000 millones de pesos. Fue presupuestado 54.000 millones de pesos, que ni siquiera sabemos si los vamos a tener. Por lo tanto, está fuera de cualquier posibilidad con un presupuesto anual de 12.000 millones de pesos. Vialidad siempre ejecuta en obras presupuestos del Tesoro provincial, de Nación o financiamientos internacionales.

—¿Qué expectativas reales tienen entonces con el aumento al 50% del Inmobiliario Rural para caminos productivos?

—ED: Del Impuesto Inmobiliario Rural serán, como mucho, 6.000 millones de pesos para Vialidad. ¿Sabés cuánto sale recuperar la trama vial completa de los caminos pavimentados hoy en la provincia? Más de 680.000 millones de pesos.

—No llega al 1%.

—ED: No. Esos son los números que tenemos y son la realidad. Por otro lado, si querés hacer un buen trabajo para recuperar la trama rural, tanto los ripios y las brozas, para dejarlos óptimos, se necesitan 130.000 millones de pesos, contra 6.000 millones de pesos que será el Inmobiliario Rural en el año.

—Son en total 810.000 millones de pesos solamente para mantener toda la trama asfaltada y rural.

—ED: Sí. Y si querés enripiar todos los caminos naturales, estamos hablando de más de 2,5 billones de pesos.

—AB: El dinero nunca estuvo y lo que se hizo fue siempre tapar baches, sin un plan integral para encarar esto de acá a diez años. Además, todos los ripios y caminos que se hicieron no tuvieron mantenimiento.

—¿Cómo es el estado de la maquinaria? ¿Habrá remates por lo que no se usa hace años?

—ED: Para el mantenimiento, tenemos un tercio de la maquinaria necesaria, siendo muy positivo. Es un tercio en condiciones. Se repararon 50 máquinas. Y ahora se está llevando adelante un proceso para hacer el primer remate en la zonal Victoria, que son cementerios de máquinas.

—AB: No es sólo una cuestión de vender sino de limpiar, ambiental y hasta visual. Es orden y lleva a una imagen de desidia, de abandono y anarquía. Desalienta al personal. Hoy sólo en el año estamos en proceso para licitar la compra de una motoniveladora que heredamos de un programa nacional. Del resto, no tenemos más posibilidad que de reparar y darle las condiciones básicas a lo que tenemos. Los jefes zonales, con sus estructuras, han logrado un trabajo excepcional y las mejores ganas para trabajar. Han encontrado hasta máquinas tapadas de pasto y eso lo está haciendo la gente que se comprometió. En esto hay un cambio y se nota en el ánimo.

—ED: Fueron revalorizados. Fueron escuchados y puestos en el desafío de ser parte de algo. Eso les ha cambiado la cabeza a muchos, aunque a otros no. También hemos tomado medidas para regularizar.

—AB: Sin embargo, estamos caminando.